Una de las cosas más liberadoras para una persona es el perdón. Muchas veces parece una actitud imposible de realizar, porque en ocasiones pensamos que el daño que nos han hecho es muy grande. Sin embargo, el perdón puede rescatarnos de una prisión mental que nos estanca e incluso puede resultar tóxica a nivel físico.
Cuando perdonamos, estamos permitiendo nuestra propia sanación, e impide que nos aferremos a ideas dolorosas que no nos permiten crecer. Sin perdón acumulamos muchas cosas producto del proceso de juzgar a nuestra pareja o juzgar las situaciones por las que atravesamos. El perdón es un proceso continuo que nos va limpiando de la pesada carga del juicio constante que hacemos cuando la realidad no coincide con la imagen mental que hemos creado. En este artículo hablaremos de la importancia del perdón como una forma de fortalecer nuestra relación de pareja.
No es poco frecuente que las parejas tengan conflictos serios y que estos no hayan sido resueltos nunca. O al menos en gran parte. Esto provoca a veces años de rencor, donde nuestra mente crea historias donde hemos sido víctimas de injusticias inaceptables. Por supuesto que los razonamientos que podamos hacer tienen una lógica impecable y parecen totalmente pertinentes. Entonces hemos caído en la trampa del resentimiento.
En otras ocasiones las parejas dicen perdonarse, pero cuando surgen los problemas, sacan a relucir viejas heridas que indican que en realidad nunca perdonaron. Esto ocurre porque a veces nuestra mente está más preocupada de defender un falso sentido del ser, y no puede ver con claridad que en realidad nada de lo que somos realmente se ve disminuido por la acción de otra persona. Perdonar puede ser visto también como pasar por alto el daño. Pero, ¿a qué daño nos referimos? Al daño que sufre ese falso sentido del ser, un conjunto de pensamientos rancios que nos impiden disfrutar de la vida en pareja.
Si quieres llegar a un nivel de conexión con tu pareja más profundo, entonces tienes que aprender a perdonar y también a perdonarte. Es necesario para esto, que tengas la suficiente claridad para saber si has eximido sinceramente a tu pareja por alguna razón que tú consideres agraviante. Con la práctica del perdón te podrás dar cuenta que no es importante lo que tú hayas hecho, o lo que tu pareja te haya hecho. El problema radica en nuestro juicio sobre lo que consideramos como malo, malintencionado o erróneo. Nuestro juicio sobre aquello es lo que debemos perdonar.
Perdonar debería ser tan simple como decir “te perdono”, aunque sea en nuestro fuero interno. Luego, decir “Me perdono” resulta igual de importante. No requiere realmente de esfuerzo. Si percibimos que necesitamos esforzarnos por perdonar, entonces no estamos en la vía correcta. El perdón se produce espontáneamente, porque no viene del pensamiento condicionado. Si sientes que el perdón es algo imposible para ti, entonces te recomiendo que te examines interiormente. Intenta tomar consciencia de los pensamientos que producen tu rencor y la sensación que te producen a nivel emocional y físico. Tal vez entonces puedas ver con claridad la estructura mental que sustenta tus viejas ideas y que te impiden evolucionar.
No es necesario que te hayan hecho algo grave para perdonar. Siempre lo podemos hacer, y nos sentiremos más livianos. También he atravesado momentos donde siento que no perdonar es imposible. Sin embargo, siempre podemos ver más allá de esa ceguera temporal, y vislumbrar que en el perdón existe verdadera liberación.
Roberto Doussang