Todos tenemos nuestras propias creencias y formas de actuar frente a la vida y por lo tanto, existe un abanico potencialmente infinito de probabilidades sobre cómo debemos reaccionar a determinadas situaciones. Por eso, muchas veces pensamos que nuestra forma de ver las cosas es la correcta, o en el mejor de los casos, choca de manera notoria con otra creencia que consideramos errónea.
En este artículo me gustaría comentarte sobre cómo muchas veces damos por sentado lo que nuestra pareja piensa o siente, ya que vemos la situación desde nuestro punto de vista y rara vez nos detenemos para observar detenidamente que es lo que realmente está viviendo el otro. Si comprendes correctamente este concepto, podrás avanzar positivamente en tu relación de parejaEl primer paso para acercarte de forma más profunda a tu pareja es tener empatía por el otro. La empatía es colocarse en el lugar del otro. Si buscamos en Wikipedia, podemos encontrar una definición más exacta del término, que es definido de la siguiente forma: “Empatía es la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo que otro individuo puede sentir. También es un sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra”. En ocasiones no logramos conectarnos con nuestra pareja en ese nivel más profundo y juzgamos una discusión sólo en lo que queremos ver, centrando la atención en nuestro propio temor y frustración.
No obstante, en los problemas de pareja también se evidencia esto en detalles cotidianos como, por ejemplo, posturas acerca de la crianza de los hijos, creencias religiosas o espirituales, etc. Esto ocurre porque constantemente suponemos que nuestra visión del mundo es muy similar a la que tiene nuestra pareja. Presuponemos que el otro tiene las mismas opiniones que nosotros, por lo que damos por sentado lo que el otro siente.
Esto nos lleva al siguiente punto. A raíz de nuestra creencia inconsciente de que nuestra pareja piensa muy similar a nosotros, tendemos a dar por hecho que el otro debe “saber” qué es lo que queremos. En consecuencia, el foco siempre está puesto en nosotros mismos, en “yo y mis necesidades”, pero pocas veces estamos dispuestos a dar nuestra atención al otro. Sin embargo, este comportamiento, que nos lleva a creer que el otro debe adivinar cuales son mis deseos o preocupaciones, es extremadamente desgastante y a la larga puede desembocar en una crisis de pareja.
No es posible presentir lo que el otro quiere en un nivel donde la atención está puesta en nuestro ego. Si quieres lograr ese tipo de conexión entonces hay que poner el foco en la observación tranquila de las necesidades del otro. Aquí es donde entra la empatía. En la definición anterior que mencione de Wikipedia, hay otra cita muy interesante del famoso economista y filósofo Adam Smith que bien puede servir para ilustrar el punto siguiente:
Solamente a través de la imaginación podemos concebir sus sensaciones (sc. los de nuestro hermano) (…) son las impresiones de nuestros propios sentidos y no la de los suyos lo que nuestra imaginación copia.
Si te fijas bien, entra aquí en juego nuestra imaginación y un grado de compenetración con el otro que no está en el simple nivel del raciocinio común, sino que involucra nuestro compromiso total para comprender que es lo que sucede en el otro.
Me gustaría ahora recomendarte algunos sencillos pasos para que puedas practicarlos con tu pareja y de esta forma fortalecer la comunicación entre ambos.
Destinen alguno momento del día a conversar sobre diversos temas que involucren posturas fundamentales acerca de la vida. Por ejemplo, un día pueden hablar sobre crianza de los hijos (inclusive si no los tienen), creencias religiosas, forma de mantenerse saludable, sexualidad, relaciones interpersonales, etc. El tiempo que utilicen debe estar enfocado solo a un tema por vez. De esa forma mantendrán una conversación más profunda y de calidad. Con una hora puede ser suficiente.
Cuando encuentren puntos de diferencia intenten llegar a consensos. Esto es muy importante. En el momento en que surjan estas diferencias no deben juzgar al otro, sino que intenten comprender la postura del otro e intenten llegar a un acuerdo que los deje satisfecho a ambos.
Cuando argumenten sus puntos de vista, intenten presentar explicaciones razonables y sinceras, no escudándose en posiciones rígidas y sin sentido. Es liberados considerar al menos que el otro puede tener razón.
Por favor, intenta aplicar estos consejos en tu relación. Piensa que de todas formas tienen camino recorrido, por el hecho de que algo en tu pareja hizo que se conectaras y comenzaran una relación. Intenta revivir ese sentimiento para volver a descubrir lo que los unió en un principio.
Roberto Doussang