En un nivel más profundo de la relación que tenemos con nosotros mismos podría decirse que somos un ser con potencial infinito, pero que nos limitamos a vivir a través de la representación de un personaje que con el tiempo conforma lo que creemos ser. Este personaje podría ser, por ejemplo, el de víctima. Así, nos acostumbramos a experimentar nuestra relación de pareja a través de un personaje inventado por nosotros mismos, e inconscientemente podemos buscar a alguien que calce con ese papel. Una víctima necesita un victimario.
¿Qué es lo que realmente quieres dentro de tu relación? ¿Quieres el drama, el conflicto? O por el contrario, ¿anhelas la paz, y el gozo de tener una conexión espiritual y enriquecedora con tu pareja? Quisiera comentarte en este artículo sobre los roles que los matrimonios muchas veces aceptan tácitamente interpretar, y cómo puedes aprender a manejar este factor.
A lo largo de nuestra vida nos han asignado distintos roles en la sociedad y la familia. Cuando somos pequeños interpretamos el rol de “estudiante”, cuando somos adultos, podría ser el de alguna profesión como “abogado”, “profesor”, etc. Lo mismo ocurre en nuestra vida personal y en particular, en nuestro matrimonio o compromiso de pareja.
He visto a menudo interpretar constantemente el personaje de la víctima y el victimario. Donde ella o él son el objetivo de una serie de injusticias por parte de su pareja. Conversando con una amiga, logré ver claramente como ella siempre analizaba la realidad desde una perspectiva donde el otro era un desconsiderado, un egoísta, indiferente, etc. Puede ser que esas cosas sean ciertas, pero, quien las está observando, ¿nuestro verdadero yo, o el personaje que se victimiza por esa situación?
En un matrimonio tenemos que entender que somos seres iguales. Ninguno es superior al otro. Puede ser que nuestra pareja tenga más credenciales académicas, más dinero, más conexiones sociales, o lo que sea que consideremos hace a una persona superior a otra. Sin embargo, esa supuesta “superioridad” está basada en cosas externas, y si despojamos a esa persona de sus bienes (ya sean tangibles o no) entonces sólo queda nuestro ser fundamental. Evidentemente que podemos tener funciones dentro de una relación, y ese acuerdo puede hacer que las cosas de nuestra vida práctica funcionen.
Para colocar un ejemplo. Puede ser que el esposo tenga la tarea de sustentar económicamente a la familia, mientras que la esposa decide quedarse trabajando en las tareas de la casa y educar a los hijos de la forma en que crean mejor posible. Esas son solo funciones que hemos adoptado por un acuerdo pactado. No obstante, con el tiempo, empezamos a identificarnos con esos roles y lo peor, actuamos de acuerdo a esos roles. Entonces el personaje toma control de nosotros. Nuestras respuestas emocionales se volverán mecánicas y adaptadas minuciosamente al rol que interpretemos.
Cuando surgen los conflictos y problemas de pareja, rápidamente nuestra mente adopta un personaje para interpretar. Y bajo esa lógica juzgamos los actos del otro. Si sientes que es tu caso, entonces la solución de tu crisis de pareja se alejara cada vez más, porque no podremos salir de los papeles que hemos creado para nosotros mismos.
Es por eso que no debemos perder de vista que en una relación, somos iguales. Hemos decidido estar juntos para trabajar en un proyecto común y entregarnos amor. Cuando surge el drama, el conflicto, no es porque lo queramos así. Son los personajes con los que nos identificamos, los que inconscientemente desean el drama, el sufrimiento.
Si reconoces, en tu vida cotidiana que estas interpretando un papel en alguna discusión, por ejemplo, entonces podemos vislumbrar un espacio entre nosotros y el personaje. Se rompe la ilusión.
Para comenzar a trabajar en la solución de tus conflictos de pareja, necesitas pensar en tu matrimonio como un equipo donde ambos tienen la misma posibilidad de expresar amor y resolver problemas. Quiero compartir contigo algunos métodos que puedes aplicar para mejorar tu relación.
Analiza honestamente qué personaje tu representas en tu matrimonio. Ejemplo: victima, victimario, autoritario, sumiso, indiferente, condescendiente, dominante. Luego anótalo en una libreta, escribiendo una situación donde hayas actuado de esa manera.
Conversa del tema con tu pareja. Puedes pedirle que lea este mismo artículo y que haga el mismo autoanálisis de hiciste tú. Eso permitirá que juntos aprendan a reconocer el momento en que no están actuando de manera espontánea.
Intenta hacerte consciente del momento en que estés interpretando un personaje. Inclusive si ya pasó el episodio donde actuaste de manera irracional. Esto servirá para que con mayor frecuencia crees ese espacio interno.
Estos pasos te permitirán eliminar las barreras que han obstaculizado tu relación y te permitirá experimentar momentos de real armonía con tu esposo o esposa. Por lo tanto, cuando reconozcas una actitud, como por ejemplo, la indiferencia, no pensarás “soy una persona indiferente”, sino que entenderás que hay indiferencia en tu comportamiento. Eso es algo muy distinto.
Roberto Doussang