Cuando las cosas van mal podemos intentar hacer algo o podemos mantenernos pasivos.
Pasa que en la mayor de las ocasiones-o a mí me lo parece- no sabemos qué hacer.
Porque si las cosas van mal y buscando soluciones elegimos el camino errado, ni habremos solucionado el problema ni nos quedarán ánimos para intentarlo de nuevo.
Y éste es otro problema. Querer andar sobre seguro no es una opción, salvo cuestiones meridianas.
Lo cierto es que vivimos en un mar-Mediterráneo-de dudas permanentes y somos caballitos en un carrusel. Y el caballito quiere ser elefante y el elefante quiere ser payaso y el payaso quiere ser arco iris.
Pero somos lo que somos y tenemos lo que tenemos y éstas son las cartas a jugar.
Cuando las cosas van mal o sencillamente no van o no nos gusta como van, tenemos que mover ficha, nos guste o no.
Porque de la pasividad, de la apatía, de la desgana, del hastío, de la monotonía, de la inseguridad y todo aquello que acabe en-idad,atía,ana,tío,onía,idad- y venga al caso, no vamos a sacar nada. Si acaso, fango del negro pozo.
Y no queremos ser pozo, queremos ser agua fresca que corra, que lleve vida, que calme la sed, que refresque el ambiente, que limpie heridas. Agua limpia que busca el mar-¿dije antes Mediterráneo?
Pues cuando las cosas van mal, pon de tu parte inteligencia y voluntad e intenta cambiarlas.
“Es que ya me cansé”-podrás decirme y yo te digo que sí,que vale, que te des un paseo,te tomes un respiro o te compres un yacuzzi, pero después de secar tus lágrimas, intentalo de nuevo.
¿Cuántas veces? Tantas como haga falta
http://misideascotidianas.wordpress.com/2009/06/17/cuando-las-cosas-van-mal/