Las horas que pasamos en el trabajo suponen sin duda una gran parte de nuestro tiempo y de nuestra vida como adultos. Precisamente por esto, no podemos descuidar nuestra alimentación en el lugar en el que desempeñemos nuestra activadad profesional, ya que mantener una mala dieta en la oficina no sólo nos hará engordar, sino que podría perjudicar nuestra salud y nuestro estado de ánimo en el peso, es por ello que seguir una dieta mientras se trabaja termina resultando en numerosas ocasiones un objetivo imposible. Y es que, si bien es cierto que resulta inevitable sentir hambre en el lugar de trabajo, siguiendo unos pequeños consejos no sólo lograrás calmar tu apetito, sino que te mantendrás en plena forma y tendrás fuerzas renovadas para desempeñar tu empleo.
Para poner estos consejos en práctica sólo necesitarás prestar atención a pequeños detalles sobre tu comportamiento alimenticio, que a la larga, se convertirán en un hábito positivo para tu salud y tu optimismo. De este modo, y gracias a algo de voluntad y orientación, podrás ordenar tu dieta para evitar esos kilos de más que tienden a aumentarse durante el horario de trabajo.
Algunos de los consejos más útiles a la hora de cuidar la dieta en la oficina son:
• Llevar siempre tu propia comida. Este sencillo consejo te ayudará a controlar lo que comes, y sobre todo, cómo lo preparas. Comer en restaurantes te impedirá saber con certeza las cantidades de aceite o el contenido de grasa de un alimento, por lo que, llevando tu propia comida preparada de casa, podrás controlar mucho mejor la cantidad que ingieres y el tipo de comida que comes.
• Toma mucha agua. Estar hidratado durante todo el día, pero especialmente en las horas de trabajo, ayuda a disipar la sensación de hambre y a regular el organismo, que nos exigirá menos alimento. Y es que no son pocos los estudios que afirman que la sensación de hambre responde en numerosas ocasiones a la sed.
• Come siempre a la misma hora y prepárate bebidas nutritivas de frutas para soportar con buen humor la dieta. Seguir un horario regular y complementar el régimen con infusiones o bebidas de plantas naturales, ayuda a reducir el hambre y a elevar el ánimo.
• Evita los azúcares de pasteles y dulces y opta siempre por sacarina para el café. También es importante evitar los alimentos altos en grasas y los fritos. Escoge siempre comidas que hayan sido preparadas al vapor o a la plancha. Evita también las salsas, como la mayonesa, que supondrán un añadido calórico muy elevado a cualquier alimento.
• Come cada tres o cuatro horas y no te saltes ninguna comida. Comer cada cierto tiempo impedirá que se produzcan picos de glucosa y que por tanto, comamos en exceso en la siguiente comida. En el trabajo lleva snacks sanos como fruta, barritas de cereales o tortitas de arroz y maíz, con las que podrás calmar el hambre mientras ofreces un capricho a tu paladar.
• No comas nunca frente al ordenador y procura charlar con compañeros en tu rato libre para el almuerzo. Ingerir alimentos frente a la pantalla conseguirá que dejes de ser consciente de la cantidad de comida que tomas y evitará que sientas saciedad, todo lo contrario de lo que sucede al comer en grupo.
• Ve andando o hazte con una bicicleta. Si no resides especialmente lejos de tu trabajo compra una bicicleta y acude con ella a la empresa en la que desempeñes tu empleo, aprovecharás ese tiempo, así como el de vuelta a casa, para hacer ejercicio.
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