Saber escuchar es una habilidad que permite regular las relaciones interpersonales. Cuando nos sentimos escuchados, queremos seguir hablando.
Comunicacion y habilidades sociales
Cuando alguien decide contarnos un problema o algo que le ocurre, la primera sensación a experimentar ha de ser el privilegio de haber sido elegidos, y no por ser dioses, sino porque la persona considera que sabremos escuchar.
Con este artículo, comienzo un monográfico sobre comunicación publicando durante el mes de abril post que van a girar en torno a la habilidad de comunicación por excelencia, la asertividad.
Ante situaciones en las que nos cuentan preocupaciones, temores, problemas,… creemos que tenemos que dar una respuesta rápida que mitigue el malestar de esa persona. En realidad, hay veces que lo que nos están pidiendo no es solucionar un problema sino únicamente, ESCÚCHAME.
Es normal, que cuando alguien que queremos nos cuenta que está pasándolo mal o que le ha ocurrido tal o cual cosa desagradable, intentemos consolarlo, quitarle importancia, decirle que nos pasó lo mismo y como actuamos,…pero dejemos primero que se desahogue, quiere hablar y eso supone, que espera de nosotros escuchar.
Hay veces, que no nos están pidiendo una respuesta rápida que ofrezca cierta claridad al malestar que le ocasiona, que no nos están diciendo haz esto o lo otro por mí, tan solo quiere lamerse la herida en compañía. En ocasiones estamos más centrado en lo que vamos a decir que en lo que realmente nos están diciendo.
A continuación, pongo algunas de las letras de R.O´Donnell que aparecen en “El mosaico de la misericordia” y que hacen referencia a lo que he comentado anteriormente
Escucha!
Cuando te pido que me escuches
y tú empiezas a aconsejarme,
no estás haciendo lo que te he pedido.
Cuando te pido que me escuches
y tú empiezas a decirme por qué yo no debería sentirme así,
no estás respetando mis sentimientos.
Cuando te pido que me escuches
y tú piensas que debes hacer algo para resolver mi problema,
estás decepcionando mis esperanzas.
¡Escúchame!
Todo lo que te pido es que me escuches,
no quiero que me hables ni que te tomes molestias por mí.
Escúchame, sólo eso.
Es fácil aconsejar.
Pero yo no soy un incapaz.
Tal vez me encuentre desanimado y con problemas,
pero no soy un incapaz.
Cuando nos sentimos escuchados, notamos alivio, relajación, nos sentimos descargados y eso no incita a seguir hablando para lo cual es necesario que haya bidireccionalidad, respetando los ritmos de cada uno. Tan importante es la función de quien habla como del que escucha.
http://www.webpsicologos.com/blog/2014/03/25/comunicacion-capacidad-de-hablar-pasa-por-saber-escuchar/