Su risa estrepitosa anuncia la llegada de juguetes y ricas sorpresas para los más chicos y despierta la esperanza de un mejor mañana en los más grandes en la víspera de Navidad. Sin embargo, Santa Claus, San Nicolás, Papá Noel o el Viejito Pascuero, como se le conoce alrededor del mundo, algunas veces puede ser un terrible presagio.
El mediodía del 23 de diciembre de 1927 un grupo de niños saltaban de alegría al ver al ansiado hombre de rojo y blanco caminando por la calle y entrar al banco “First National” de la ciudad de Cisco, en Texas.
“Hola, Santa”, le dijo uno de los cajeros a Marshall Ratliff, ex-convicto. Inmediatamente, sus tres acompañantes, Henry Helms, Robert Hill y Louis Davis, sacaron sus armas para iniciar uno de los asaltos más insólitos de la historia. “Santa” ordenó que abrieran la bóveda y metió el dinero en un saco, mientras el resto de la pandilla mantenía a los clientes bajo control.
Una mujer se percató del robo y avisó a la policía. Adentro los delincuentes desconocían sobre la jugosa recompensa de $5.000 que la Asociación de Bancos de Texas había ofrecido a quien disparara a cualquier criminal durante un asalto. Cuando “Santa” y sus ayudantes escapaban, se encontraron con un pueblo ambicioso y armado, que no dudó en enfrentar a los malhechores.
“Santa” fue herido junto a su compañero Davis. Los ladrones se rodearon de los clientes para huir en un auto robado y tomaron a dos niñas como rehenes. Pero el vehículo no era el “trineo mágico”: no tenía combustible, así que se fugaron a pie. Luego de una persecución implacable, los delincuentes fueron atrapados. Seis personas murieron como consecuencia del robo. Ratliff, declaró demencia y casi logra salirse con la suya, pero una turba enfurecida irrumpió en la cárcel, lo arrastró por la calle y lo linchó.
Según las historias sobre Santa Claus, su habilidad para entrar por las chimeneas desafía los límites de la lógica, característica que le falló a Carlos Humerez, un sujeto con prontuario policial, cuando trató de entrar a una casa en Chile.
El ladrón quedó atascado por más de 15 horas en la chimenea, desde donde gritaba desesperado. Policías y bomberos atendieron las llamadas de auxilio de los vecinos y lo rescataron. El frustrado malhechor esposado y en el hospital se percató que la casa estaba en venta y sin ningún objeto de valor.
Algunos malhechores no hurtan, sino que regalan como este Santa Claus. En Berlín un hombre vistiendo su tradicional atuendo de Papa Noel ofrecía bebidas reconfortantes en la famosa Alexanderplatz. Era el invierno de 2011 y más de 13 personas sufrieron envenenamiento con lo que aparentemente era una composición líquida de éxtasis, diluida en bebidas alcohólicas.
Las víctimas sufrieron de pérdida de la conciencia y algunos no recordaban lo ocurrido, entre ellos una niña de 15 años de edad. El “Santa Malo” como se le nombró, desapareció sin dejar rastro.
Y aunque resulte sorprendente, la palabra Santa tiene como anagrama la palabra Satán. Entre los innumerables métodos de contrabando que los narcotraficantes utilizan, destaca el uso de la imagen casi divina de Papa Noel. En la Navidad del 2011 la policía boliviana encontró en el Aeropuerto “Jorge Wilsterman” en Cochamba, varios kilos de cocaína escondida en trajes de Santa Claus. La droga tenía como destino, España. En el 2005, en un operativo policial realizado en la favela Morro de Sereno en Rio de Janeiro, se encontraron más de 144 muñecos de Santa Claus que no estaban rellenos con dulces, sino con cocaína,. Y el año siguiente, en Tolima, Colombia, la Interpol desmanteló una fábrica de adornos navideños donde las figuras de Papa Noel, las hacían con un ingenioso proceso a base de finas láminas de “cocaína plástica”.
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