En el entorno en el que evolucionaron nuestros genes los sabores dulces estaban asociados a fuentes de energía escasas, como las frutas maduras o incluso la leche materna. Eso hizo que nuestro cerebro nos ‘recompensase’ con liberaciones de serotonina (asociada a sensaciones placenteras) por realizar todo el esfuerzo de buscar estos alimentos.
Es decir, el azúcar que contienen estos alimentos era la recompensa por consumir la energía y vitaminas que nos aportaban. Sin embargo, como no podía ser de otra manera, el hombre encontró la manera de obtener el azúcar en su estado puro, refinando otros productos como la remolacha o la caña de azúcar (y desde hace poco el maíz), quedándose con todos los efectos negativos y eliminando los positivos (somos listos, eh!?). Obviamente el efecto que perseguíamos era el ‘subidón’ de serotonina, mucho más pronunciado al tomar azúcar refinada en su estado puro que como parte de un alimento natural.
Por supuesto, la industria alimenticia ha aprovechado esta reacción de nuestro cuerpo (y cerebro) al azúcar para incluirlo en la gran mayoría de los productos procesados (comidas y bebidas) que nos ofrece, haciéndolos mucho mas apetecibles y adictivos que los que se encontraban nuestros antepasados en la naturaleza (parte de su conspiración).
Hay muchos estudios que demuestran que el azúcar es más adictiva que la cocaína, y si comparas fríamente ambas sustancias las similitudes son alarmantes:
El azúcar refinada, como la cocaína, no es un alimento (no tiene vitaminas, enzimas, minerales, fibra…nada). Es una sustancia química pura, extraída de fuentes vegetales y con el único objetivo de generar un estado placentero.
El azúcar, al igual que la cocaína, es una sustancia blanca cristalina altamente refinada. Ambas sustancias producen fuertes efectos físicos y emocionales.
Ambas generan adicción.
No estoy diciendo que el azúcar tengo efectos tan devastadores para la salud como el uso de cocaína, pero desde luego no es la sustancia inocente que simplemente nos hace un poco mas gorditos o nos provoca caries.
El libro Suicidio por Azúcar (y muchos otros similares) revelan múltiples estudios que asocian el uso continuado de esta sustancia con aumentos notables en enfermedades como la diabetes, caries, algunos tipos de cáncer y las enfermedades cardiovasculares, los grandes asesinos en el mundo desarrollado (donde se consumen mayores cantidades de azúcar). Si bien el titulo Suicidio por Azúcar puede sonar un poco drástico, en realidad eso es lo que estamos haciendo, lentamente, al incorporar este dulce veneno en nuestra dieta.
Y si eres de los que utilizan sustitutos del azúcar como la sacarina, el aspartame, la sucralosa o el jarabe de maiz (incorporado en muchos alimentos procesados), tengo malas noticias para ti; son igual de malos o incluso peores (como explico en este post), y además hay múltiples estudios que demuestran que no ayudan a reducir de peso. Al fin y al cabo el uso de estos productos ‘sin azúcar’ o ‘light’ se ha disparado en los últimos años y las tasas de obesidad han seguido creciendo a la par. Claramente no es la solución.
Mi recomendación es que, como hacían nuestros antepasados, busques el sabor dulce en la naturaleza, principalmente las frutas. Y si realmente necesitas endulzar tus bebidas (café, té etc) utiliza productos naturales, como la miel o la planta de stevia (con moderación).
Mucha gente piensa que en realidad no toman tanto azúcar, 2 ó 3 cucharaditas al día simplemente. Sin embargo no cuentan el azúcar que ‘beben’. La siguiente imagen, extraída de www.sugarstacks.com refleja el azúcar real que tienen diferentes envases de coca-cola, uno de los principales culpables de la adicción al azúcar en las últimas generaciones. ¿En realidad te tomarías todo ese azúcar?
Y ya para terminar, os dejo con una apasionante charla del Doctor Robert Lustig, uno de los muchos expertos cuyas investigaciones exploran los verdaderos efectos del azúcar (y su malvado primo, el jarabe maíz) en la salud. Es importante resaltar que las calorías del azúcar o la fructosa son especialmente peligrosas cuando comes más de lo que necesitas (calorías excedentes), pero la mejor forma de asegurar que no comes más de lo necesario es eliminando estos ingredientes.