El hecho de alejarnos o perder esa sincronicidad con las energías de la Naturaleza nos lleva al conflicto, al sufrimiento y al sentimiento de ir contra corriente en una lucha continua por avanzar. Cuando lo natural sería FLUIR dentro de las corrientes energéticas que la Naturaleza nos brinda.
En el momento en que tomo conciencia de ello y me sumo, sin poner más resistencias, a las energías superiores que dirigen el Orden Divino Superior, es cuando trasciendo la mente y me deshago del filtro aniquilador de la Razón.
Mi conciencia individual y personal se agarra a la cuerda de la Conciencia Colectiva y Universal. De forma vertical esa conexión nutre mi conocimiento intuitivo; lo expande e ilumina mi totalidad.
Nada más. Así de simple. Sin esfuerzo, ni necesidad de que la mente planee nada. Sólo dedicación desde la quietud mental y atención relajada.
La Conciencia es Luz. Es la Energía Primordial de Amor Puro. Mi alineación con la Naturaleza me lleva a un estado de felicidad y paz interior.
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