Montarse un escenario idílico. Disfrazarse de mariposa. Escabullirse. Desconectar. Perderse. No querer ver. No querer saber. Huir. Evadirse. Todas estas son actitudes y acciones que nos sacan de la verdad sobre nosotros mismos, que no soportamos, pero que tampoco sabemos cómo salir de ellas.
Todo eso se hace cuando la propia existencia nos supera y lidiar con el mundo nos resulta insoportable. Pero tampoco tenemos capacidad de crear una nueva situación favorable.
Una actitud evasiva ante la realidad de la vida es la suerte de quien se siente fuera de lugar y tiempo y elige no participar -creando su propio mundo imaginario- ante la confusión y desconcierto que le produce la vida. Ante su fragilidad se rinde… pero se resiste a pedir ayuda porque todavía no ha tomado conciencia de que puede transformar su suerte.
A esta persona no se le ocurre otra solución que la de evadirse, al no sentirse capaz de dirigir su vida -por su confusión entre quien quiere ser y quien es-. Puede que se aferre y subordine a los que considera superiores y admira. Puede que se vuelva dependiente de algo o alguien para conseguir olvidarse de su frustración y sentimiento de estancamiento… creyendo así será más llevadera su vida.
Existen muchas herramientas, técnicas y disciplinas para alcanzar el conocimiento de uno mismo. Porque éste es el primer paso que hay que dar; conocerse a uno mismo y fusionarse con el Ser original que llevamos dentro.
El entrenamiento para la Nueva Conciencia viene seguidamente y viene solo; se pone delante nuestro la facilidad para llevarlo acabo y así seguir el camino de nuestra evolución humana.
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