Al ser humano común le es difícil abandonar voluntariamente una vida mecánica y rutinaria. Así que la mente inferior se hace fuerte, dejando olvidado al espíritu del ser que se halla en su interior. Esto hace que la percepción de la realidad de uno mismo y del mundo se encuentre distorcionada y para retomar el propósito de vida haga falta decidirse a andar el Camino del Guerrero.
Se trata de una actitud del Ser. Ante todo el Guerrero acepta que éste es su mundo y su momento de acción. Y acepta la vida que le ha tocado vivir como un desafío. Se entrega a vivirla de manera auténtica; no desde la autocompasión o la codicia.
Un Guerrero espiritual es quien se deja guiar por su Espíritu, que es eterno, y que a su vez está conectado con todas las Fuerzas Creadoras del Universo.
Un Guerrero Espiritual, tiene equilibradas en sí, las energías femeninas y masculinas, que le proporcionan la valentía y la sensibilidad por igual, así como todas las demás cualidades de ambos géneros.
El Guerrero Espiritual reclama como suyo lo que sabe le pertenece; la vida, y la dignidad y libertad para vivirla como considere. Es auto-suficiente. Su naturaleza está sincronizada con las Leyes de la Naturaleza que le apoyan.
El Guerrero Espiritual asume la responsabilidad de vivir auténticamente en el Presente y por lo tanto no tiene historia personal. Su pasado se va diluyendo a medida que avanza porque no deja nada pendiente y sus emociones y deseos se han vuelto transparentes. Puede vivir en cualquier lugar y bajo cualquier circunstancia porque su desapego material y emocional es sincero y desde el corazón.
Éste Camino no tiene fin y el Guerrero lo sabe. Y de alguna manera, siempre se encuentra en el principio porque cada día el reto es nuevo. No hay engaño de la mente; cada día se presenta un nuevo desafío y tenemos que estar preparados y alertas.
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