Para conocerme a mí mismo me debo observar … pero quién es el Observador, quién, en mí, tiene la capacidad de observar sin juzgar, sin castigar, sin interpretar ni distorcionar lo que ve … solo puede ser la Conciencia -mi esencia que es eterna- a la que debo conectarme y permitirle que actúe, para mi Bien y para que se lleve a cabo mi propósito de vida.
Este Observador se mueve en siete Planos ascendentes y hasta que por orden – desde el primero al séptimo- no haya despejado el paso, no podrá seguir su ascensión hasta alcanzar al ser original, pues es la Luz de la comprensión directa la que crea el estado que lo impulsa hacia el siguiente.
Los siete Planos son: Físico. Emocional. Mental. Espiritual. Alma. Yo Superior. Ser Original.
La Luz de la comprensión directa es la energía que nos va transformando hasta lograr -como energía pura- el estado original divino. Y nos iremos dando cuenta, en la medida de que avanzamos, de que no hay vuelta atrás y de que las opciones son cada vez menos … nuestro Camino se va llenando de Luz cada vez más y esta Luz hace de atracción -sin lugar a dudas- para cumplir lo que nos ha sido destinado; y tener esa certeza en el corazón nos proporcionará la paz tan deseada.
Así pues, comenzamos el proceso de crear Conciencia en nosotros para desarrollarla y expandirla. Y esta Conciencia será el Observador que nos guiará paso a paso hasta alcanzar al ser original que habita en nosotros y que es eterno. Es entonces cuando realizaremos que somos inmortales y nuestra percepción de la vida y de la muerte se iluminará.
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