La energía que identificamos como sexual la percibimos entre el chakra raíz y el sacro. Es en este segundo chakra donde se encuentra la energía creadora de vida. A través del Yoga y también del Reiki podemos aprender a concentrar esta energía y subirla, chakra por chakra, hacia el Tercer Ojo. Durante esta “ascensión” esta energía la vamos refinando para que cuando llegue a los chakras superiores, se haya creado una apertura dimensional que acogerá esta energía espiritual que llenará de Luz nuestra Mente. La transformación en nosotros entonces es un hecho.
Este proceso de refinamiento de las energías densas es un trabajo integral que comienza por la salud del cuerpo físico -desbloqueo y equilibrio energético- además de fortalecer y desarrollar el cuerpo mental y emocional. Todo un trabajo previo para poder luego recibir y contener una energía superior; la espiritual. ¿Con qué propósito?
Crear Conciencia en nosotros para luego conectarla con la Conciencia Cósmica.
Crear Luz en nosotros para ascender a otras dimensiones de nuestro Ser.
La estimulación energética espiritual despierta en algún momento de nuestra vida y es la que activa nuestro anhelo de crecimiento espiritual. No es algo que la mente planee, es mucho más que eso: nos lleva sin ninguna clase de explicaciones y nos pone en el Camino. Esta fuerza nos dirige por encima mismo de nuestras resistencias y hasta que no nos entregamos enteramente habrá esa lucha interior, ese conflicto con nosotros mismos (con el Ego).
Esta estimulación o excitación natural podemos dirigirla hacia una causa superior, hacia una experiencia lumínica o como le llaman algunos, hacia un “orgasmo cósmico“; aprendiendo a refinar esta energía, convirtiéndola en Luz espiritual, nos transformamos en seres de Luz al servicio del Amor Incondicional.
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