A los dos años de vida ya nos sentimos el centro del mundo y el “mi” y el “yo” quizás sea lo primero que comenzamos a valorar y a defender con toda nuestra fuerza.
Primer gran error … pero así es como percibimos el mundo al que hemos llegado: o tú o yo -cuestión de sobrevivencia y rivalidad-. Pero, como dice Krishnamurti, “existe el VER o existe el YO”.
El YO percibe el mundo que le rodea de forma superficial, interpretándolo desde su estado emocional, pensamientos acordes a su nivel intelectual, estado de ánimo, ideas preconcebidas y condicionamientos… todo esto nos separa de la realidad de lo que estamos viendo.
La enseñanza debe ser dirigida a que el niño no olvide su naturaleza y no desconecte de su corazón espiritual. Y pueda descubrir en su momento al Yo Superior que habita en él -su ángel guardián-.
Cuando hacemos un trabajo de desapego de ese yo superficial -que es el Ego- y aprendemos a VER el mundo simplemente como Observadores -desde nuestra Conciencia-, es entonces cuando entraremos en la Realidad y dejaremos de poner resistencias a sentirnos parte de ella.
Sólo entonces experimentaremos la liberación del Ser y descubriremos maravillados que somos parte de un Todo Absoluto.
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