Los pensamientos y los sentimientos son corrientes de fuerzas. Por ello debéis estar siempre atentos a la calidad de cada pensamiento, de cada sentimiento que aceptéis alimentar en vosotros. Esto debe ser incluso una de vuestras principales preocupaciones. Cada día, procurad consagrar al menos unos minutos a una actividad que conecte vuestro intelecto y vuestro corazón con las regiones del alma y del espíritu. Escoged una actividad que os obligue a atraer y a conservar en vosotros las imágenes más luminosas, los estados de conciencia más elevados; consideradla como el momento más importante de vuestra jornada, pensad que de este momento dependen vuestro futuro, vuestra salvación. Al principio, quizá no veáis todas las consecuencias benéficas. Pero continuad: poco a poco os sentiréis habitados por algo muy grande, muy puro, y suceda lo que os suceda, esta presencia en vosotros os aportará la fuerza, la paz y el gozo.
Omraam Mikhaël Aïvanhov