Los manipuladores (hombres o mujeres) suelen tener distintos grados de sutileza a la hora de actuar e involucrar a las personas en sus juegos psicológicos.
Es muy común, en las relaciones de pareja y en las relaciones familiares, que las personas que juegan roles de víctima, sean en realidad, manipuladores encubiertos. Sabia y graciosamente, este tipo de rol ha sido descrito en la literatura, en las series humorísticas de televisión, en el cine, en las novelas, etc.
Pero en la vida real, hay muchas personas que, de alguna manera, eligen no crecer, no madurar, y no dudan en manipular a otras personas (con vocación de “superhéroe”) para que tomen las decisiones que estas pequeñas víctimas-manipuladoras prefieren no tomar.
Al igual que un niño acude llorando a su padre o su maestra de escuela y dice “Fulanito se burló de mí”, muchos adultos utilizan este viejo recurso para manipular a otros adultos con el fin de que vayan a dar la cara por él, se peleen con los demás por él, etc. Cuando una persona adulta no pone límites y espera que los demás le “salven el pellejo”, está manipulando a los demás de una manera muy injusta. ¿Por qué una persona tiene que pelear con los demás, considerando que el verdadero manipulador (víctima) no hace por sí misma?
Cuando nos relacionamos con los demás, tenemos que poner especial atención al tipo de persona que tenemos en frente. Si es una persona inmadura, que no puede o no desea crecer y poner límites, nosotros no podemos hacer el papel de “ogro” y salir a pelearnos con el resto del mundo en nombre de quién se quedará cómodamente sentado en su casa, viendo cómo nosotros nos sacrificamos por salvarle. Simplemente, no es justo.
En las parejas saludables hay dos personas que acuerdan respaldarse y defender la pareja de mutuo acuerdo. Cuando uno de los integrantes de la pareja es quien hace todo el trabajo, mientras el otro es débil y sólo observa (o se queja), la pareja no sólo es despareja e injusta, sino que no es saludable.
Las personas que participan en juegos psicológicos evaden la realidad, evitan madurar, evitan enfrentar el hecho de que su relación no es saludable o de que su pareja no es justa, madura, sincera, etc.
Los juegos psicológicos comprenden interacciones ocultas, plagadas de mensajes subliminales y dobles mensajes. No son interacciones sinceras, no establecen relaciones honestas y el único “beneficio” es el de no madurar, no crecer, no asumir ciertas responsabilidades, no ver la realidad tal cuál es, etc. A veces, la realidad puede ser muy dolorosa y las personas prefieren continuar jugando juegos psicológicos, pero en otros casos, las personas aprenden acerca de estos juegos destructivos y dejan de participar en ellos.
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