Si hay una manera de identificar a un potencial abusador emocional, es mediante ciertas características comunes que suelen repetirse, invariablemente; por ejemplo:
Al principio, se muestran como personas sumamente amables y serviciales (ellos son “muy” buenos), suelen ayudar, dan la sensación de que jamás serían capaces de causarle daño a una persona, se presentan como personas muy generosas (con su tiempo, con su dinero, con su paciencia o tolerancia), se ofrecen para ayudar a los demás, se muestran como personas abiertas a cualquier sugerencia o decisión. En resumen, nos hacen sentir muy a gusto y sentimos que no hay nada que temer junto a este tipo de personas que son tan amables y bien dispuestas. Tener dos caras es una de las características más notorias de un abusador emocional. Muestra su cara bondadosa, a la vez que esconde hábilmente su verdadera cara.
Luego comienzan a aparecer algunos indicios de “lástima”. Pueden aparecer situaciones o historias pasadas o presentes, dónde el abusador -por haber sido siempre una persona tan buena y amable- es traicionado por alguien egoísta o perverso, un amigo o un familiar en quién el abusador confió de buena fe, pero le traicionó. Aquí, el abusador, que normalmente ya ha plantado una imagen de excelente persona en nuestra mente, se las ingenia para relatar algún hecho, veladamente, de modo que él quede como la víctima de un daño o una estafa, etc. Esto destaca dos características importantes del abusador: Tergiversa los hechos para quedar como una víctima, y le echa la culpa a los demás por problemas que él mismo generó con anterioridad.
Otra de las características importantes del abusador emocional es su habilidad para hacer sentir culpable a los demás, si se apartan o toman distancia. “Cuando hay problemas, siempre te apartas”, “Cuando hay dinero, todos son mis amigos y cuando estoy en bancarrota, todos me dejan solo”, “Cuando necesito que me ayuden, me dan la espalda”, etc. Si esto lo dijera una persona normalmente saludable, podría entenderse como que esa persona es una verdadera víctima y sus amigos son malvados y egoístas. La realidad es que esto se trata de una maniobra psicológica para manipular a los demás, con el fin de conseguir lo que se quiere. El abusador no tolera que la gente no se someta a sus caprichos, de modo que siempre estará reclamando “ayuda”, pero no en el sentido de una verdadera ayuda, sino en el sentido de consentir sus caprichos y deseos, sometiéndose a su voluntad. La manera de actuar del abusador, a través de la manipulación de la culpa, es característica de este tipo de personas. Obligan a los demás a continuar manteniendo un vínculo enfermizo con ellos, a través de una culpa inducida, paulatinamente… (Si dejas de hablarme, eres una mala persona y no deseas ayudarme).
Son personas altamente egoístas. Lo único que verdaderamente les importa es lograr su propósito, y como bien dice el refrán, para el abusador emocional, el fin justifica los medios. Así, en su egoísmo, no dudan en sacrificar hasta el bienestar de todos quienes les rodean, con tal de conseguir lo que quieren. Los padres abusadores suelen sacrificar, incluso, el bienestar emocional de sus propios hijos, con tal de no ceder, de no buscar soluciones verdaderas y definitivas o de no enfrentar sus problemas. (No se divorcian porque no desean perder ni un centavo de su patrimonio, sin importar el impacto que tenga su mala relación sobre los niños, por ejemplo).
Con el tiempo, cuando sus deseos no se concretan, se frustran fácilmente y suelen empezar a mostrar su verdadera cara. Siempre que se enfaden, culparán a otros por sus problemas. Si las frustraciones no son subsanadas, los problemas continuarán y la ira aumentará con el tiempo, hasta desatarse un verdadero infierno. Los abusadores emocionales esperan que todos corran a resolverles sus problemas, son personas muy inmaduras que no se hacen cargo de sus estallidos emocionales y esperan que los demás los comprendan, los toleren y -eventualmente-los perdonen siempre.
Otra de las características principales es la repetición de los ciclos de abuso emocional. En un ciclo de abuso, primero hay una etapa en que se acumulan tensiones, otra etapa en que se produce un estallido para liberar esas tensiones y se cometen todo tipo de abusos (verbales, físicos, intentos de suicidio o incluso, intentos de matar o dañar a otras personas), y luego -una vez liberadas las tensiones- viene la última etapa, en la que se pide perdón, se hacen todo tipo de promesas (cambiaré, haré un tratamiento, etc.), para luego de cierto tiempo, comenzar el ciclo otra vez. Es importante destacar que cualquier promesa de cambio o tratamiento que prometa hacer el abusador será sólo una maniobra más para aplacar los ánimos.
Para resumir: los abusadores suelen hacer un “trabajo fino”, mostrándose como personas idealmente amables, serviciales y protectoras. Si mostraran su verdadera cara, desde el comienzo, las personas sanas se apartarían de ellos. Luego empiezan a mostrar signos de “victimización”, relatando situaciones presentes o pasadas, dónde la culpa nunca es de ellos, sino de otras personas. Finalmente, entran en la fase de la exigencia, mostrando estallidos de agresión cuando sus deseos no son satisfechos. Evite llegar a esta instancia, y preste mucha atención a la segunda etapa, cuando relatan situaciones dónde siempre son “víctimas” y nunca tienen la culpa de nada.
http://www.abusoemocional.com/page/6/