Cuando los humanos hablamos de éxito, por lo general nos referimos a los grandes logros en los aspectos externos de la Vida. Como si lo externo pudiera darnos la realización y la felicidad definitivas.
Todos los logros materiales, por sí mismos, no son buenos ni males…son una experimentación más, complementaria y necesaria.
Cuando el maestro nazareno hace más de dos mil años nos dijo “Busca primero el reino (interior) y todo lo demás te será dado por añadidura” se refería a un estado de balance, en el cual poniendo atención al proceso interno, se va reacomodando lo externo (la añadidura)
El peligro, consiste en que esa “añadidura” acapare toda nuestra atención, nuestros esfuerzos y expectativas…y nos olvidemos de que la base de la vida es la Vida del Espíritu, que está permitiendo la experimentación en el mundo de las formas.
Alguien a punto de jubilarse, una vez me dijo…”tengo terror a dejar de ser tenido en cuenta por los demás, y encontrarme dentro con el extraño que soy”. Tal vez sea el miedo de muchos…porque la mayoría de las personas permanecen tan centradas y ocupadas en su vida mundana que nunca se han tomado el tiempo de conocerse realmente, de saber qué ocurre en su interior.
Nada es más importante que saber lo que está sucediendo en nuestro interior. Dado que la Vida es un proceso, tiene dinamismo en su manifestación, se renueva constantemente. Crece y evoluciona. Y lo hace a través de la consciencia que ponemos en dicho proceso…por eso, si no estamos prestando atención al interior, el proceso se hace lento, aburrido y termina por estancarse.
Eso es llevar una vida mundana. Permanecer en la superficie de todo, sin reconocernos en la profundidad de lo que mueve toda la existencia.
El proceso de despertar, exige atención en el interior, balanceando sabiamente todo lo que experimentamos fuera.
No es necesario aislarnos ni olvidarnos de los retos cotidianos…NO…Ellos son parte de nuestra escuela de vida.
Como decía Krishnamurti…”No se trata de estar tan ensimismados en lo interno como para olvidarnos de nuestra familia, amigos, y perder el tren que nos lleva al empleo”….
Podemos experimentar lo intemporal…y todavía tomar el tren para continuar con nuestra vida exterior.
Perder el tren no significa que eres espiritual, significa te has perdido en un sueño que llamas espiritualidad…y que de ser la AUTÉNTICA …haría posible que amorosamente balanceado, pudieras moverte de ambos lados de la corriente de la vida, con igual eficacia y atención.
Si no estás consciente de tu interioridad, no estás llevando una vida espiritualmente equilibrada…mas si no puedes desenvolverte en el exterior con el mismo cuidado, atención y consciencia…tampoco.
No hay escisión en la Vida Una…como es adentro es afuera, y viceversa. Vigila cada aspecto de la corriente, y llegarás a el punto en el que ambas, autorreflejándose se reconozcan como hijas conscientes de una única fuente.
En la unidad te abrazo!
Tahíta
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