SABER ESCUCHAR: UN ALIMENTO PARA EL ALMA Y LA MENTESi nos gusta ser escuchados, deberíamos también saber escuchar. No es fácil encontrar a la persona indicada, escogemos a alguien, y esta persona empieza a darnos consejos, aunque su intención sea buena, no es lo que necesitamos en ese momento; en otros casos, terminamos siendo nosotros los que le escuchamos. Ser escuchados es un alimento para el alma y una liberación para nuestra mente.
Cuando escuchamos a alguien demostramos respeto, estima y confianza hacia esa persona y hacia nosotros mismos. Una buena escucha mejora la capacidad de análisis; el ser escuchado ayuda a elevar la autoestima, ya que permite, sentir que lo que se dice, es importante y, que le interesa al que nos escucha. Hay que escuchar de forma activa, con la intención de comprender, escuchar con los oídos y también con el corazón.
Saber escuchar permite el diálogo sano entre dos personas, escuchar es el fundamento de toda relación humana, y es una prueba de estima y de respeto hacia alguien. Escuchar atentamente a tu interlocutor, te permite conocer lo que piensa, siente y su manera de analizar la vida, escucharle nos permite conocerle mejor. Saber escuchar también permite desactivar muchos sufrimientos psicológicos, porque permitimos que el que habla se encuentre a sí mismo, que pueda escucharse y liberar sus sentimientos.
El mundo sería diferente si todos aprendiéramos a escuchar, las relaciones personales serían más armoniosas, escuchar al otro nos permite conocerlo y apreciarle. En las relaciones de pareja cuanto mayor es la comunicación, mejor es la relación, la única forma de poder conocer a alguien, es por el poder de la palabra y, eso hace que surja la comprensión, la confianza, el cariño y también el amor. Una buena escucha mejora la capacidad de análisis y disminuye los conflictos debido a malas interpretaciones en la comunicación.
Pautas que nos permiten saber escuchar:
El primer paso para saber escuchar es permanecer en silencio sin interrumpir. Decía Pitágoras: ‘Escucha y serás sabio: el comienzo de la sabiduría es el silencio’.
La escucha activa implica estar atentos a lo que nos dicen y usar técnicas no verbales como mirarle a la cara y a los ojos, asentir de vez en cuando con la cabeza, en algunos casos una sonrisa o palabras como ‘claro’, ‘si’, ‘no’ y ‘lógico’ ayudan a transmitir interés. Además podemos demostrar nuestra atención con nuestro lenguaje no verbal, como por ejemplo sentándonos cerca.
Saber escuchar, es no terminar las frases de nuestro interlocutor como adivinando lo que nos quiere decir.
Saber escuchar, es no interrumpir al mínimo silencio, hablando de ti mismo o citando casos parecidos que te han sucedido porque crees que son más importantes. Decía Johann Kaspar Lavater: ‘Si quieres ser sabio aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder con serenidad y a callar cuando no tengas nada que decir’.
Saber escuchar, requiere que olvidemos nuestras propias preocupaciones para poder estar atentos a lo que escuchamos.
Cada acto de escucha es tan diferente como son las personas. Si se trata de escuchar a alguien que necesita contar sus problemas, nuestra actitud será de animarle a hablar para que pueda desahogarse, para que sienta que puede contar contigo. Si es una conversación informal deberás saber esperar tu turno para decir tu opinión, no olvidando el hilo de la conversación, no se trata de demostrar que lo que decimos es más importante. Mucha gente centra su atención en lo que va a decir sin tener en cuenta lo expuesto o sus sentimientos, este tipo de reacción bloquea la comunicación.
Saber escuchar, es saber interpretar los silencios y expresiones no verbales.
Saber escuchar, no es tratar de cambiar el estado de ánimo de la otra persona, sino más bien compartirlo.
Saber escuchar, es justamente eso, escuchar, sin hacer juicios de valor, ni dar consejos, si no se tiene la seguridad de que necesita una opinión es mejor abstenerse. Podemos hacer preguntas para entender mejor lo que está diciendo y, para saber lo que realmente necesita.
En la vida hay que dar para recibir, si brindamos nuestro saber escuchar, seguro que seremos escuchados en algún momento. Decía la Marquesa de Sévigné: ‘Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua, es porque se deben escuchar y mirar dos veces, antes de hablar’.
Para terminar, solo os diré que la buena escucha se adquiere con la práctica y que es una herramienta elemental en las relaciones humanas, si en este momento te encuentras en una situación de malentendidos, alejamiento de tu pareja, un amigo o familiar, analiza la situación, puede haber surgido porque alguien, no supo escuchar.
Fuente:
http://comoserfeliztodoslosdias.wordpress.com/2012/11/23/saber-escuchar-un-alimento-para-el-alma-y-la-mente/#more-766