La fórmula de la felicidadHoy quería compartir algo que leí en el libro The Happiness Project de Gretchen Rubin. (La edición en español se titula Objetivo Felicidad).
En el libro la autora sintetiza, en este enunciado, su fórmula de la felicidad:
“To be happy, I need to think about feeling good, feeling bad, and feeling right, in an atmosphere of growth”.
Para ser feliz, es necesario pensar acerca de sentirse bien, sentirse mal, y sentirse adecuadamente, en una atmósfera de crecimiento.
Este enunciado simple pero profundo, dice la autora, es el producto del enorme esfuerzo que hizo para elaborar un marco que ordenara y destilara todo lo que había aprendido sobre felicidad.
Para ser feliz, necesitaba generar más emociones positivas, de modo de aumentar la cantidad de alegría, placer, entusiasmo, gratitud, intimidad y amistad en su vida.
También necesitaba eliminar fuentes de sentimientos negativos, de modo de padecer menos culpa, remordimiento, vergüenza, enojo, envidia, aburrimiento e irritación.
Y aparte de sentirse más “bien” y sentirse menos “mal”, vio que también necesitaba considerar el sentirse adecuada. Este era un concepto más difícil: es el sentimiento de estar viviendo la vida que debería vivir.
“Sentirse adecuadamente” se refiere a vivir la vida que es adecuada para ti (en ocupación, ubicación, estado civil, etc.). También se refiere a la virtud: cumplir con tu deber, estar a la altura de las expectativas establecidas por ti mismo.
Para algunas personas, “sentirse adecuado” puede también incluir consideraciones menos elevadas: lograr un cierto status laboral o estándar de vida material.
Y para completar la fórmula, un factor muy importante para la felicidad: un sentido de propósito.
“La felicidad“, escribió William Butler Yeats, “no es ni virtud ni placer, es, simplemente, crecimiento. Somos felices cuando estamos creciendo.”
Los investigadores contemporáneos afirman lo mismo: que no es el logro de metas sino el proceso de esforzarse por alcanzar las metas, (es decir, crecimiento), lo que trae felicidad.
Las personas son muy adaptables, y nos habituamos rápidamente a una nueva circunstancia de vida, para bien o para mal. Aunque esto nos ayuda cuando nuestra situación empeora, implica que cuando las circunstancias mejoran, pronto nos habituamos a nuevas comodidades o privilegios.
Esta “noria hedonista”, como se le llama, hace fácil acostumbrarse a algunas de las cosas que nos hacen “sentirnos bien”, tales como un auto nuevo, un nuevo cargo laboral, o el aire acondicionado, de modo que el sentimiento positivo se disipa. Una atmósfera de crecimiento contrarresta eso. Pronto darás por descontada tu nueva mesa de comedor, pero cuidar tu jardín te dará nuevas alegrías y sorpresas cada primavera.
El crecimiento explica la felicidad que trae entrenar para una maratón, aprender un idioma, coleccionar estampillas, ayudar a los niños a aprender a hablar, o aprender a cocinar cada una de las recetas de un libro de cocina.
Fuente:
http://realizacionpersonal.wordpress.com/2011/09/08/la-formula-de-la-felicidad/