¿Somos Felices y no nos damos cuenta?

¿Somos Felices y no nos damos cuenta?

Es una pregunta sobre la que he estado pensando y meditando , algunos a los que pregunté me decían si soy feliz, tengo todo lo que quiero una casa, coche, mujer; otros contestaban tengo hijos, salud, trabajo, cada cual enfocaba más algunas cosas que otras, entonces pienso ¿es eso la felicidad? , y por qué hay otros que también tienen todo eso y no son felices, basta ver las noticias sobre la muerte de gente famosa que tiene todo eso y mucho más y sin embargo acaban con sus vidas y se autodestruyen, entoces me cuestiono y pienso porqué lo mismo no puede hacer feliz a todos, de qué o de quién depende.

Hace poco estuve en unas charlas que daban en un grupo parroquial, eran una especie de ponencias que presentaban cada una de las personas que dirigían el grupo, obviamente se trataban temas relacionados con la historia de la iglesia, Dios y la vida de Jesucristo; lo que más llamó mi atención fue la experiencia personal de cada participante y de cómo sus vidas sin sentido, sin esperanza y que como alguno dijo había tocado fondo, cambió en su encuentro con Dios, fueron varias historias aunque todas concluían en lo mismo, y es que este encuentro les había salvado, que eran felices y, aunque sus vidas eran parecidas con sus rutinas, trabajo y problemas, ahora la perspectiva era otra, que se sentían como si hubieran encontrado una vida diferente, que gracias a Dios y a descubrir que este ser todopoderoso nos acepta y nos quiere tal como somos, podemos ser más felices, podemos ser nosotros mismos sin el miedo a ser juzgados, rechazados o abandonados y, que llegar a esto había cambiado sus vidas porque habían descubierto que existe un amor infinito a través de todo lo que nos rodea en nuestra vidas, ya sea la familia, pareja, nuestro trabajo, nuestras capacidades, nuestros errores, nuestros logros, nuestras frustraciones; en una palabra reconocer y agradecer todo lo bueno que nos ha pasado y entender y enfrentar lo malo desde otra perspectiva, decían no se trata de resignación sino más bien de la aceptación de nuestras limitaciones y de saber que hay alguien que por muy inútiles, torpes, inteligentes, y que aunque algunas veces hagamos cosas malas, nos apoya y ama sin condiciones, y que conocerlo había logrado encontrar la felicidad en sus vidas.

He estado reflexionando mucho y primero creo que para conocer a Dios hay que tener fe, claro porque nunca lo veremos, una fe muy grande para conocerlo y poder sentir ese amor tan grande del cual hablan estas personas, y fe para amar a ese Dios que aunque no podemos ver será el único que dará soporte a nuestras vidas, porque cuando las fuerzas nos abandonan lo único que nos queda es la fe de que alguien muy poderoso cargará con ese pesar para que podamos seguir viviendo y conseguir la paz que tanto deseamos, creo que es algo bueno saber que contamos con algo tan grande pero que no nos damos tiempo para silenciar nuestra mente y escuchar a Dios.

Cuento De Facundo Cabral

Dios tomó forma de mendigo y bajó al pueblo, buscó la casa del zapatero y le dijo: Hermano, soy muy pobre, no tengo una sola moneda en la bolsa y éstas son mis únicas sandalias, están rotas, si tú me haces el favor. El zapatero le dijo, estoy cansado de que todos vengan a pedir y nadie a dar. El Señor le dijo, yo puedo darte lo que tú necesitas. El zapatero desconfiado viendo un mendigo le preguntó.¿Tú podrías darme el millón de dólares que necesito para ser feliz?

El Señor le dijo: yo puedo darte diez veces más que eso, pero a cambio de algo. El zapatero preguntó ¿a cambió de qué? A cambio de tus piernas. El zapatero respondió para qué quiero diez millones de dólares si no puedo caminar. Entonces el Señor le dijo, bueno, puedo darte cien millones de dólares a cambio de tus brazos. El zapatero respondió ¿para qué quiero yo cien millones de dólares si ni siquiera puedo comer solo? Entonces el Señor le dijo, bueno, puedo darte mil millones de dólares a cambio de tus ojos. El zapatero pensó poco ¿para qué quiero mil millones de dólares si no voy a poder ver a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos? Entonces el Señor le dijo: ¡Ah, hermano! Qué fortuna tienes y no te das cuenta.

Fuente: http://comoserfeliztodoslosdias.wordpress.com/2012/03/29/somos-felices-y-no-nos-damos-cuenta/#more-145