Dice el refranero español que “con quien te juntas, te igualas”, o “dime con quién andas, y te diré quién eres”. No le falta razón. De forma constante interactuamos con personas que se encuentran en alguno de nuestros tres círculos de familia, amistad o trabajo.
La realización de cualquier proyecto requiere la interacción con otras personas, y como consecuencia de ello, nuestro resultado va a estar condicionado por el entorno que tengamos en cada círculo. Dicho así, parece que podemos realizar un gran esfuerzo, pero que si nuestras relaciones no están en nuestra sintonía, y/o comprometido con la consecución del fin, podríamos no conseguirlo en el plazo y forma que pretendemos.
Debemos ser muy cautelosos en la elección de las personas con las que vamos a compartir nuestro tiempo y objetivos en cada entorno. Una elección inadecuada podría dificultarnos conseguir aquello que nos proponemos.
Observemos qué sucede en un entorno competitivo. Pongamos el fútbol como ejemplo. ¿Qué hace la dirección del equipo cuando planifica una nueva temporada? Simplemente trata de seleccionar a los mejores profesionales que están a su alcance para cada demarcación. En este ejemplo entendemos fácilmente que cualquier jugador o aficionado no tiene cabida. Sólo determinados jugadores son idóneos para el proyecto, y eso es lo que hace precisamente el club. Selecciona a los mejores profesionales que garanticen la lucha por el objetivo de cada temporada.
Pues en nuestras vidas ocurre exactamente lo mismo. Del mismo modo que entendemos que sólo los mejores jugadores pueden acabar jugando en los mejores clubes de fútbol, debemos entender que no todas las personas son adecuadas para nuestros proyectos, y de ahí la necesidad de realizar una minuciosa selección.
Si elegimos, o simplemente nos encontramos en un entorno de personas sin ambición, sin compromiso y sin espíritu de superación, lo más normal es que acabemos alcanzando cualquiera de esas “virtudes”. Si por el contrario, en cada uno de nuestros círculos procuramos rodearnos de personas motivadas, con espíritu de superación, donde la mejora y el crecimiento personal sean un valor, y que de un modo u otro, se encuentren en total sintonía con nuestros objetivos, acabaremos mejorando en esa faceta, y consiguiendo aquello que nos hemos propuesto.
¿No nos ha ocurrido que cuando en la Universidad nos juntábamos con buenos estudiantes, ello nos ayudaba a mejorar como estudiantes? ¿No nos ha ocurrido que cuando los compañeros de trabajo están comprometidos con el trabajo bien hecho y con el crecimiento de la empresa, nosotros también hemos conseguido mayores logros?
Pues se trata precisamente de eso, de seleccionar aquellas personas que destacan en los ámbitos de nuestro interés, y tratar así de mejorar junto a ellos.
© 2013 Miguel Ángel Guilló - @miguel_guillo -
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