Todos tenemos objetos que decimos que tienen “valor sentimental”. El problema llega cuando se acumulan muchos en casa. ¿Qué hacemos con ellos?
Pensemos en este tipo de objetos que están atados a nuestros recuerdos.
Son valiosos porque hacen que revivamos alguna experiencia positiva del pasado, porque pertenecieron a una persona importante en nuestra vida, porque han estado en casa desde siempre o por otras razones.
Tarde o temprano, habremos de decir adiós a muchos de ellos. Adiós a los objetos; no a los recuerdos.
Hay opciones a considerar para mantener frescos en la memoria los recuerdos sin tener que acumular multitud de objetos.
Por ejemplo, tomar fotografías de muebles, cuadros y otros enseres, y usarlas para crear un diario de recuerdos, en el que podemos realizar anotaciones donde reflejemos la importancia de ese objeto.
Considera esa idea. Yo lo estoy haciendo. Me estoy planteando hacer un álbum donde hable de jarrones, sillones y cuadros, que pertenecieron a mis abuelos y llevan un montón de tiempo cogiendo polvo en distintos lugares de la casa.
Mi madre no quiere que se tiren (y eso que no están en su casa, sino en la mía). Se siente tan mal cuando se lo propongo, que parece que le estoy diciendo que tiraré a su madre a la basura.
Y no es eso. Es más, sólo le propongo que se tiren las cosas que ya están estropeadísimas. Las útiles, no (aunque nadie las está usando).
No termino de entender cómo nos aferramos tanto a los objetos, si éstos no pueden traer de vuelta el pasado ni a las personas a quienes pertenecieron.
La felicidad no nos la dan los objetos, sino las experiencias y los recuerdos que permanecen, que bien podemos guardar a buen recaudo en nuestro corazón.
Podemos guardar los objetos más significativos. Quién habla de tirarlo todo… ¿Pero tú crees que es necesario ocupar un gran espacio con cosas materiales sólo porque te traen recuerdos?
Lo dicho. No lo entiendo.
http://tusbuenosmomentos.com/2014/03/objetos-recuerdos/