A veces es fácil que nos crispen los comportamientos de los demás. Sin embargo, en nuestro camino por el mundo nos encontraremos con personas que con sus actitudes pondrán a prueba nuestra tolerancia y, desde luego, nuestra paciencia.
Definitivamente, es inevitable. Nosotros nos sentiremos incómodos conviviendo con algunas personas, mientras que a otras se les hará largo el maravilloso momento de perdernos de vista.
Existe un sabio proverbio latino que dice: “El que desee un caballo sin defectos, que marche a pie.”
Esto viene a significar (o lo pretende) que los defectos nos alcanzan a todos y que, para dejar de sentirse incómodo en nuestro trato con otras personas, el único remedio es desistir de la convivencia, lo cual en esta sociedad no es viable.
La solución está en alejarnos de aquellas personas que nos sacan de quicio, cuando sea posible. Si no lo es, tratar de que nos afecte lo menos posible eso que tanto nos molesta de ellos.
Hemos de tener en cuenta que, del mismo modo que es difícil caerle mal a todo el mundo, también lo es el punto contrario. Sin duda, hay alguien que nos encuentra inaguantables.
Más allá de amores y odios, tolerémonos. Hoy por ti y mañana por mí.
http://tusbuenosmomentos.com/2010/08/la-persona-insoportable/