Las palabras más tristes son las que no se dicen. Son las cartas que no se han escrito, las llamadas que no se hicieron, las disculpas pendientes, las atenciones que faltaron para mantener viva una relación, las explicaciones que impidieron que acabase en paz…
Ésas son las palabras más tristes: las que lamentamos no haber dicho.
No habría ningún problema en ello si fuésemos inmortales. Todas esas palabras podrían esperar para decirlas mañana, más adelante… Pero no es así.
Un día acaba el camino y, con nosotros o con sus frustrados destinatarios, acaban las “gracias“, el “perdón” o el “te quiero” que nunca dijimos.
¿Tú te has arrepentido alguna vez de decir “Te quiero”? Posiblemente. Puede ser que se lo dijeras a alguien que no lo mereciera en absoluto y tú, muy avergonzado, considerases que decirlo fue un error.
Y no fue para tanto. Estabas tan herido que le diste demasiada importancia a lo que, simplemente, formó parte de la lección que aprendiste.
¿Acaso expresar tus sentimientos impidió que siguieras viviendo? ¿Tan trágico fue? Pudiste seguir adelante, a pesar de la vergüenza. Te recuperaste.
Muchos de nosotros hemos vivido algo así y aquí estamos para contarlo.
El que no da para aprender ni para recuperarse es el “Te quiero” que no se dice. Ése es el que causa la tristeza más honda, cuando llega el día en el que no tenemos la oportunidad de decirlo.
Expresar amor, gratitud, alegría, deseos de paz y conciliación… ¿Cómo van a ser esas palabras errores más grandes que el: “Debería de habérselo dicho“?
Enhorabuena a ti, por todas las veces que dijiste o dices “Te quiero”, sin importar las consecuencias. Con esas palabras te acercaste a quien las recibió y evitaste que se enquistaran en el alma convirtiéndose en un manantial de lágrimas.
http://tusbuenosmomentos.com/2014/02/palabras-tristes/