La moneda que usamos en nuestra dualidad,
en el anverso lleva grabado “sufrimiento”,
en cambio en el reverso se ve con claridad,
que figura en relieve, impreso “crecimiento”.
Y ese fue el modo viejo de avanzar por la vida:
para que lentamente se abriera el corazón,
primero un gran dolor provocaba una herida…,
¡y luego la cerraba la aprendida lección!
Pero si a las dos caras las vemos a la vez,
mientras giran…y giran en alocada rueda,
comprendemos entonces, con toda nitidez,
¡que ya no precisamos usar esa moneda!
Y que no dependemos del giro de los vientos…
ni si la tarde clara se pone turbulenta:
anclados en el centro de nuestro propio centro
¡no puede amedrentarnos ni la peor tormenta!
Y ya no nos importa si la tarde diluvia
para poder abrir nuestras alas plegadas:
¡con ellas vamos lejos aunque arrecie la lluvia…,
y aunque estén ateridas…y aunque estén empapadas…!
Jorge Oyhanarte