Podemos realizar este ejercicio en cualquier momento.
Para que el ejercicio tenga más efecto es aconsejable hacerlo, como decimos siempre, en un sitio adecuado, un lugar silencioso y privado.
Escribe una lista con el miedo o los miedos que quieres perder y transmutar.
Busca un sitio cómodo y siéntante con la espalda recta, también puedes tumbarte, en cualquier caso… cierra los ojos.
Respira por la nariz de forma lenta y profunda, lleva el aire hacia tu abdomen.
Exhala el aire de forma rápida por la boca.
Repite estos dos últimos pasos de 3 a 5 veces para después, volver a respirar al ritmo de siempre.
Recorre tu cuerpo (físico) lentamente desde la cabeza hasta la punta de los pies con la idea de encontrar el sitio donde la energía del miedo se concentra.
Si no puedes encontrarlo, coge tu lista de miedos y vuelve a recorrer tu cuerpo, de esta forma seguro lo encuentras.
Cuando localizas el sitio de tu cuerpo donde se aloja el miedo, obsérvalo. No intentes analizarlo, simplemente obsérvalo.
Permite que el miedo esté allí, deja que exista, que crezca y que se “exprese” con una incomodidad física, un dolor, un nudo o energía localizada, a través de un pensamiento/memoria, o una emoción.
Míralo, obsérvalo, siéntelo y dale la bienvenida diciendo: “Miedo, te doy la bienvenida aquí!”.
Permite que se haga consciente y que crezca lo más grande que le sea posible. Deja que el miedo se exprese ante ti, recuerda… no debes analizarlo, sólo deja que aparezca.
Se podrá manifestar en palabras, pensamientos, memorias viejas… presta atención y fíjate si se transforma en alguna otra emoción o si cambia de sitio en tu cuerpo.
Si eso ocurre, vuelve a darle la bienvenida: “Pensamiento, eres bienvenido aquí!”, “Emoción, eres bienvenida aquí”, etc.
Préstale toda tu atención, obsérvalo, míralo y acércate para abrazarlo, para aceptarlo, permite que exista y dale amor, llénalo de luz.
Agradécele por acompañarte y haber estado contigo… ese miedo tenía un trabajo que hacer y se lo agradeces.
Ahora llega el momento de soltarlo y entregarlo al Universo. Deja que se vaya libre y que regrese a su fuente.
Respira de forma profunda…
Siente como inhalas amor y luz.
Exhala de forma lenta llevando ese amor y esa luz al sitio donde el miedo estaba hace un momento.
Si quieres repetir el procedimiento, adelante… eres libre de hacerlo. Puede que necesites hacerlo más veces para sentir el amor y la luz ocupado el lugar donde antes estaba el miedo.
Para terminar vuelve a respirar de forma profunda y mientras lo haces deja que tu cuerpo y tu entorno se inunden de amor y luz.
Cuando sientas que el ejercicio ha terminado, vuelve a recorrer tu cuerpo desde la cabeza hasta la punta de los pies fijándote si el miedo persiste.
Si vuelves a encontrarlo, repite el ejercicio completo. Recuerda que siempre puedes volver a tu lista de miedos, buscarlo y volver a comenzar el ejercicio.
Con constancia, haciendo el ejercicio a diario, los miedos irán desapareciendo y tener una vida plena, llena de amor y luz.
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