Vivir. A todos nos toca… hasta que ya no. Pero mientras estamos aquí, vivir es algo que damos por sentado porque de alguna manera, ocurre.
Distinto es cuando le colocamos un apellido: vivir a plenitud.
Eso no se da por sí mismo. Eso no es cuestión de suerte ni de genes ni de los efectos del entorno ni de dónde creciste ni de la educación que recibiste.
Requiere estar conscientes.
Implica, en cada momento, elegir deliberadamente cómo estar ante la vida.
Necesita intención, atención, acción.
Aquí comparto contigo ocho verbos que a mí me han servido y me siguen sirviendo para vivir la aventura de mi vida en el camino interminable de la continua expresión de mi ser.
En esencia, son ocho decisiones para vivir una experiencia más plena de nosotros mismos.
Detente
Para sentir y realmente vivir, necesitamos a ratos poner pausa. Parar. Detenernos.
Apreciar, valorar, reflexionar, sentir la vida, sentirte, sentir al otro, escuchar, aprender, decidir diferente… todo esto requiere, así sea por un momento, hacer silencio y disponerte al “no hacer”.
Sólo en ese espacio entre tarea y tarea, pensamiento y pensamiento, impulso e impulso, es que yo puedo reflexionar sobre mi vivir, sobre mis resultados, sobre mi sentir.
Es cuando por un instante hago una pausa en la hipnosis de mi hacer que puedo hacerme preguntas como “¿Si sigo como voy, a dónde voy a llegar? En realidad, ¿a dónde quiero llegar?”.
Pon pausa. Respira. Conéctate.
Abre los ojos. Sonríe. Elige.
Libérate
O estamos aquí y ahora disfrutando plenamente de la oportunidad y aventura de la vida—y de nuestra capacidad para re-crearnos continuamente—o estamos cargando con historias, ideas y emociones que nos limitan.
Luego de detenerte, puedes darte cuenta de lo que ya no te sirve. De aquello que si bien te ha podido acompañar por toda una vida, ahora puedes soltar.
Liberarte es la decisión de no darle más atención a aquello que no te sirve. No significa que eso vaya a desaparecer—el miedo, por ejemplo, puede seguir. Mas tú decides no frenarte más por él.
Es la decisión del valiente: avanzar aún desde sus miedos. Es la elección del líder: ir hacia la visión en vez de caminar según lo que marca la historia de algo que ya no es.
Esta es la pregunta:
Para avanzar y ser quien realmente quiero ser,
¿qué necesito soltar?
Sueña
Desde el Renacimiento, Miguel Angel lo viene diciendo: “El mayor peligro para la mayoría de nosotros no está en que nuestra mira apunte muy alto y fallemos… sino en que esté muy baja y la alcancemos”.
¿A dónde quieres apuntar?
La respuesta no tiene que ver con a dónde yo creo que puedo llegar. No es diseñar nuestro futuro desde los límites de lo que ha sido nuestra historia. Es darnos el permiso de avanzar desde lo que ahora nos entusiasma.
De todas formas, el propósito de soñar y visionar y fijarnos metas es activar nuestra capacidad para vivir el presente a plenitud. No es lograr lo que soñé y visioné o me planteé como una meta. Eso es secundario. Lo principal es vivir a plenitud.
Por eso, el mayor peligro no está en no llegar,
sino en no atreverte a soñar.
Decide
Conscientemente. Deliberadamente. Porque eres tú quien decide. No tus patrones, no tus hábitos, no tus miedos ni creencias limitantes.
Tú. Aquí y ahora. Desde la consciencia por lo que te das cuenta en pensamiento e intuición.
Cuando hago ejercicio de mi capacidad para decir que sí y decir que no, es que puedo tomar las riendas—no sólo de mi destino… también de mi experiencia aquí y ahora.
Decidir es elegir tu respuesta ante lo que te pasa, en vez de ciegamente reaccionar ante lo que te sucede.
Es tu mayor poder. Uno que sólo se realiza cuando lo haces desde el reconocerte como el pensador y no el pensamiento, desde el creador y no la víctima.
Es la manifestación de tu verdadera libertad: la de escoger, no importan las circunstancias, quién eliges ser.
Entonces, ante lo que vives,
¿qué decides?
Aquí tienes unas posibilidades: detente. Libérate. Sueña. También…
Avanza
¿Qué puedes hacer hoy para acercarte más a lo que quieres?
¿Qué puedes hacer hoy para que al final del día sientas que hubo progreso hacia tus metas?
En esencia, es ponerte en acción para exprimirle el jugo a la oportunidad que ahora tienes de hacer algo que le agregue valor a tu vida.
Un sueño, un deseo, un proyecto, cobra vida cuando más allá de pensarlo, lo pones en movimiento.
Y eso es lo importante. Arrancar el moméntum.
No hace falta hacerlo perfecto, no hace falta tenerlo todo claro,
tan sólo necesitas ponerte en movimiento.
Una vez encaminado, puedes incluso salirte del camino y aún así llegar a tu destino.
Expándete
Nuestro próximo nivel de vida, éxito y plenitud comienza en donde termina nuestra zona de comodidad.
Esto es lo que he aprendido a reconocer:
Es en lo aún por descubrir y probar, en lo que me falta por intentar, que están las posibilidades de lo que aún tengo por lograr.
Cuando intencionalmente, desde el entusiasmo por lo que quiero, me impulso para sumergirme en lo que inicialmente me puede asustar o incomodar, es que disfruto una de las más sabrosas sorpresas que puedo experimentar: la de descubrir mi propia grandeza.
La búsqueda: ¿cómo puedo expandirme un poco más hoy?
¿Cómo lo que me ha podido separar entre lo que realmente deseo y lo que sigo viviendo ha sido la resistencia a expandirme?
La otra cara de la moneda:
¿Cómo en la decisión de
expandirme puedo encontrarme con
la experiencia de quien yo soy a plenitud?
Disfrútalo
No hacen falta muchas palabras.
La idea: gózatelo.
Si no es como para disfrutarlo, al menos es para aceptarlo.
Es mi elección resistir y sufrir, o aceptar y fluir. Cuando decido soltar la pelea con lo que es y abrazar la posibilidad de lo que está por venir, recupero mi energía. Vuelvo a estar en mí en vez de perderme en la ilusión que me empobrece: la idea que son las circunstancias quienes determinan mi ser.
Yo soy quien elige. Y disfrutar mi vida en medio del caos allá afuera, rodeado de la incertidumbre de la vida, empujado por la velocidad del hacer y las expectativas de los demás, requiere detenerme.
Detenerme no necesariamente para reflexionar. Quizá, simplemente, parar para tan sólo sentir… para no más que gozar.
Atrévete
Detente. Libérate. Sueña. Decide. Avanza. Expándete. Disfrútalo.
Nada más pensar en ser desde uno de esos verbos nos puede en momentos asustar. Porque nos confronta. De pronto con lo que no creemos que podemos. O quizá, con lo que hasta ahora no hemos creído que merecemos.
Pero llega el momento en que nos toca apostar. Y en este caso, por lo que es posible:
Vivir una expresión más plena de nosotros mismos.
¿Cuál es tu apuesta?
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