Todos sabemos que es difícil tan solo plantearse que queremos cumplir nuestros sueños.
Y no estamos hablando de sueños baladíes e incluso cuestiones estrictamente puntuales. Ahora estamos hablando de sueños de verdad. Aquellos que dan sentido a todo lo que hacemos cada día, porque en realidad, no hay duda que queremos alcanzar unas metas que nos permitan alimentar nuestra propia satisfacción y que enfocan aquello que perseguimos.
También no hay ninguna duda que, si no se intenta (al menos eso) no avanzaremos ni un ápice en el camino correcto para llegar al destino que nos proponemos.
También no debemos dudar ni un instante, que andemos por el camino que andemos, no va a ser una vía rápida. Y si lo es va a ser de peaje, por lo tanto cuando ya sabemos a dónde queremos llegar, debemos planificar la ruta, valorarla, saber el tiempo que le vamos a dedicar y tener la paciencia de que nunca el camino va a ser tan rápido como hayamos previsto.
Hay que recordar frases como la de Pablo Picasso, que indicaba que él trabajaba y trabajaba, porque si se le acercaba la inspiración le pillara oportunamente.
Por tanto, calculando imponderables, errores, reenfoques del camino, tiempo, coste y demás, nunca debemos olvidar hacia dónde nos dirigimos.
Y las reglas de oro,
· Persistencia
· Previsión
· Visión clara
· Decisión y firmeza.
· Aprender de lo andado
· No perder de vista nuestro objetivo.
No hay nada en manos de la fortuna, si nosotros no le echamos una mano.
Publicado en Business in Bajío