Cuando tenemos que tomar una decisión, ya sea importante o no, lo pensamos, pensamos, pensamos… y finalmente tomamos una decisión. Tenemos la certeza de que eso ha sido elegido por nosotros de una forma totalmente voluntaria y racional. Hoy veremos que eso no es así.
Las emociones no son solo reacciones psicofisiológicas para adaptarnos a ciertos estímulos, también tienen un papel importante en la toma de decisiones. Conozcamos la “hipótesis del marcador somático”. Ésta dice que, cuando tenemos que tomar una decisión, nuestro cerebro analiza las experiencias vividas, intereses…provocando en nuestro organismo reacciones somáticas que se traducen en experimentar un estado emocional. Éste, estará asociado a consecuencias negativas o positivas y esto nos llevará a tomar uno decisión u otra. Por tanto, el cerebro reacciona a la emoción experimentada y eso le permite tomar decisiones de forma eficaz.
Seguro que todos alguna vez habéis experimentado esa sensación de tomar una decisión sin ni siquiera tenerlo claro, pero “algo” os dice que tiene que ser eso. En efecto, una intuición. Pues las intuiciones, no son más que el marcador somático. Estos marcadores, generan señales inconscientes que contribuyen a la toma de decisiones, y es por eso que no sabríamos explicar cómo hemos llegado a esa decisión final. Esas señales están siempre presentes, hasta en las decisiones más meditadas, pero es en las intuiciones donde se ven de forma más clara.
Supongo que os preguntareis, ¿Y cómo sé que mis emociones elijen la opción adecuada? ¿No debería elegir mejor la razón?
La razón no dispone de la capacidad de responder de forma rápida y efectiva en un periodo corto de tiempo cuando existen muchas posibilidades. La razón necesita tiempo para realizar un análisis consciente de todas las ventajas e inconvenientes, para calcular consecuencias y finalmente elegir. Habitualmente, no tenemos tiempo y las decisiones se deben tomar casi en segundos y es el marcador somático el que teniendo en cuenta las conductas sociales, inhibiendo la tendencia a buscar el refuerzo inmediato y analizando todas las consecuencias (a través de la memoria) busca la decisión más eficaz en décimas de segundo.
Obviamente, una vez el marcador somático ha producido su efecto, nuestra parte racional y consciente interviene y finaliza la toma de decisiones, por eso tenemos la sensación que todas las decisiones las tomamos de forma voluntaria, racional y totalmente consciente.
Se han hecho varias investigaciones acerca de este tema, una de ellas la de John-Dylan Haynes, investigador de la Universidad de Leipzig. Consistía en que, se ponía a los sujetos delante de una pantalla donde iban apareciendo letras. Tenían dos botones delante. Cuando ellos quisieran debían pulsar uno de los dos botones, recordar que letra había en ese momento en pantalla y decirlo. Lo curioso del caso, es que hallaron dos áreas cerebrales que podían indicarles de forma muy precisa cuál de los dos botones iban a elegir, 10 segundos antes incluso de que la persona lo supiera.
Estas áreas eran, la corteza frontopolar y una región que se encuentra en la corteza parietal que se extiende desde el precuneus hasta la corteza cingulada posterior. Por tanto, nuestro inconsciente elige por nosotros 10 segundos antes de que nosotros lo sepamos.
Pero ¡ojo! Esto no quiere decir, que nos tengamos que dejar llevar por el primer instinto que tengamos, y menos en las decisiones importantes. Debemos aprender a escuchar nuestras intuiciones y saber utilizarlas junto con nuestra racionalidad.
Y recuerda, siempre estamos tomando decisiones, no tomar una decisión ya implica que estamos decidiendo algo.
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