Eric Butterworth
Uno de los problemas más propagados en tiempos modernos, es a lo que me refiero como “síndrome de presión”. Con seguridad, la mayoría de nosotros conoce muy bien la tensión en nuestra vida y en nuestros trabajos, lo que nos causa estrés y todo tipo de pesares de la mente y el cuerpo.
Existen muchas situaciones que producen estrés: un reto financiero para un ejecutivo de negocios; millares de cuentas por pagar y un sueldo que apenas las cubre, un estudiante con varios proyectos por entregar al mismo tiempo, una audición importante para un músico o actor. Cuando la presión excede nuestro límite, la creatividad se disipa, los errores se multiplican y tratamos de superar desafíos nuevos con estrategias viejas y trilladas. La vida se convierte en un torbellino que nos hace vulnerables a una gran gama de retos de salud.
La palabra estrés es tan usada hoy en día que pareciera definir una nueva enfermedad. De hecho, el cavernícola teniendo que coexistir con animales gigantes y en un ambiente impredecible, también experimentó gran estrés. Así que no, el estrés no es asunto nuevo.
Mas lo que se está haciendo cada vez más evidente es que la respuesta al estrés frustra el fluir de la vida, por consiguiente es la causa de la mayoría, sino todas, las aflicciones del cuerpo. Hoy, tanto los médicos como los metafísicos aconsejan: “¡Suelta el estrés!” Pero la pregunta es “¿cómo?”
Existen muchos métodos ofrecidos por personas supuestamente “especialistas” en el tema: desde el hipnotismo hasta viajes a Tahití, pintar, escribir, todo esto junto con Valium. Mas, en realidad, la respuesta yace en el uso creativo de nuestra imaginación. El estrés no surge por cosas que ocurren. Son los pensamientos y sentimientos que tenemos con respecto a ellas los que lo producen.
Un viejo adagio reza: “¡Cuando las cosas están apretadas, hay que soltar algo!” “Hay que soltar algo” no implica una explosión o catástrofe, sino que significa que tenemos que hacer algo. Ten presente que nuestro bien surge de adentro hacia afuera, así que haz espacio.
Jesús dijo: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33 LBLA). La palabra tribulación proviene del latín tribulum, que quiere decir “presionar”. En otras palabras, en el mundo van a tener presiones, pero yo encontré la manera de superarlas.
Unas de las lecciones más significativas de Jesús fue que los problemas comienzan en tu mente: “Los enemigos del hombre serán los de su casa” (Mateo 10:36). No importa lo que ocurra en el mundo, o inclusive afuera de tu puerta, lo que realmente cuenta es lo que ocurre en tu mente. Cuando mantienes tus pensamientos centrados en tu punto de calma interno y comienzas a ver la vida como una experiencia para dar, entonces sabes que puedes controlar lo que das, y que nadie puede controlarlo por ti.
Si estás irritado, tenso o si te abrumas con facilidad, lo que necesitas no es un descanso para tomar café, necesitas un descanso para orar —un tiempo para el silencio. Allí donde te encuentras, en tu escritorio, en la cocina, inclusive en tu carro —respira profundamente y establece la imagen de una vida que fluye de lo interno. Susurra: Me libero de la tensión, el estrés y el agobio. Entonces con la visión agudizada y con una perspectiva concéntrica, prosigue a hacer lo que tienes que hacer. Este proceso sencillo de centrarte en tu interior es una estrategia muy eficaz.
Existe una idea fundamental que debemos traer a nuestras mentes con frecuencia: ¡Siempre podemos escoger! Puedes escoger cómo reaccionar a todo lo que ocurre en tu vida. No tienes por qué sentir rabia. No tienes por qué sentir temor. No tienes por qué sentir celos. Puedes elegir entre condenar la oscuridad o brindar una luz, preocuparte o permitir, experimentar tensión y estrés ante las situaciones o mantenerte centrado en la paz y la fortaleza de la mente de tu Cristo interno.
Es importante establecer el hábito de tomar tiempo cada mañana para centrarte en tu ser interno: Reflexionar acerca de que la vida es un proceso de dar, el cual se vive de adentro hacia afuera. ¿Cuál será el resultado de mantener tal disciplina? Superarás cualquier y toda experiencia sin sentir estrés. Evalúa tus puntos de presión y, cuando las cosas se pongan apretadas y algo tenga que ser soltado, ¡suelta! y permite que el fluir creativo cobre vida en ti de modos saludables, prósperos y alegres.