Cada vez que afrontamos un cambio las piezas del juego que llevamos con la vida modifican su posición. Aunque seamos incapaces de reconocerlo en el momento, con el tiempo nos damos cuenta de que las condiciones que envolvían nuestra vida antes de que el cambio ocurriera, se movieron.
Aparecen nuevas oportunidades, proyectos que se habían detenido se reactivan, hay mudanzas, regresan personas del pasado, conocemos nuevas, se suelta la prosperidad o se atasca... en fin, estar atentos a reconocer la forma en la que todo se va transformando en la medida en que se abren y cierran ciclos, nos permite aprovechar la ola que se forma de una manera positiva.
Para tener algo nuevo, hay que desprenderse de algo viejo... Estar dispuestos a soltar lo conocido y a recibir lo desconocido con naturalidad, forma parte del proceso de renovar y enriquecer nuestra experiencia de vida.
La llegada de lo inesperado nos confunde, nos produce un poco de angustia y nos atemoriza, porque pensamos casi siempre en lo difícil que nos resultará aceptarlo, adaptarnos y disfrutarlo. La nostalgia de lo que dejamos nos entristece y nos impide reconocer todos los elementos positivos que también tiene lo que acaba de llegar a nuestra vida.
Debemos estar dispuestos a perder un poco, para ganar algo nuevo, entendiendo que tenemos la oportunidad de ser una persona diferente y mejor cada día, y que, además, tenemos el regalo de poder elegir cómo queremos vivir el resto de nuestra vida. Intentarlo implica trabajar el desprendimiento, soltar aquello a lo que nos habíamos apegado, comprendiendo que en la renovación y en los cambios está la expansión de nuestros límites personales y experiencias, además, del desarrollo de nuestras capacidades y talentos.
¿Te acuerdas de lo que sentiste cuando cambiaste de casa, de ciudad, de trabajo, de pareja, de círculo social, producto de tus decisiones o de las oportunidades que te presentó la vida... y cómo te volviste a sentir unos meses o unos años después?
Claves para afrontarlos de una mejor manera
Acepta la situación. Mientras más te resistas y reniegues más difícil te será manejarla o superarla. Lo primero que tienes que hacer es aceptar, especialmente si no puedes cambiarla en el momento, y prepárate para mejorarla o transformarla cuando se presente la oportunidad.
Gana confianza. Recuerda que tú puedes afrontar cualquier situación por inesperada que sea. Apóyate en tus logros y haz uso de las herramientas que se encuentran dentro de ti para asumir los cambios con más suavidad.
Busca los elementos positivos. Minimiza lo negativo y pondera lo positivo. Está en nuestra naturaleza pensar siempre en lo peor, tenemos la tendencia a ser deamaticos, quítale color a la situación y así será más fácil resolverla.
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