Todos aspiramos a vivir en un mundo más pacífico, donde podamos expresarnos, desarrollarnos y convivir de una manera más armónica, respetuosa y responsable.
Pensamos que en la medida en que las personas violentas y agresivas mejoren su comportamiento podremos sentirnos más a gusto en el mundo. Pero la paz verdadera comienza en el interior de cada uno de nosotros; esta se manifiesta a través de nuestros comentarios, acciones y elecciones, en las relaciones que mantenemos con nuestros seres queridos, en nuestra actuación diaria y en el trato que les damos a los demás. Con esto quiero decir que para vivir en un entorno más pacífico necesitamos revisar y ajustar nuestro comportamiento.
El problema es que, en muchos casos, nosotros somos los agresivos, pero siempre tenemos una justificación para nuestro comportamiento, mientras que criticamos duramente el de los demás.
Cada vez que algo nos cause malestar, que la ira se apodere de nosotros y sintamos el impulso de descargarnos en alguien cercano, que además no tiene nada que ver con lo que nos pasa, debemos detenernos antes de reaccionar y preguntarnos si con nuestra actitud vamos a solucionar el problema. Aprendamos a calmarnos, tomando unas cuantas respiraciones profundas antes de dejarnos llevar por la reacción y la emoción negativa.
Claves para actuar de una mejor manera
Acepta la responsabilidad de tus actos. En la medida en que nos hacemos responsables de lo que decimos y de lo que hacemos podemos corregir nuestros errores y aprender de ellos. Además, nos es más fácil pedir disculpas o perdón si fuese necesario.
No pelees por asuntos del pasado. El pasado ya pasó y no puedes cambiarlo, perdona y deja que tus heridas afectivas sanen definitivamente. Dale paso a las cosas pequeñas y sin importancia y decide que nada ni nadie podrá alterar tu paz.
Evita juzgar o criticar a los demás. Es preferible guardar silencio si no puedes hacer un comentario positivo acerca de una persona o de una situación. Muchas veces, con nuestros comentarios negativos afectamos la imagen o la vida de alguien. Es muy importante que si tenemos alguna observación que hacerle a una persona se la hagamos directamente.
Practica el perdón. Proponte perdonar a esa persona que te ofendió, maltrató o ignoró en algún momento. Llénate de amor y hazlo pensando en su limitación o incapacidad para comportarse adecuadamente en ese momento. Piensa que tal vez necesite una oportunidad para corregir y aprender de sus errores. El verdadero perdón se logra cuando se origina en el corazón.
Evita maltratar a los demás. Que tu malestar no te haga reaccionar agresivamente para herir a tus personas queridas. Resiste el impulso de hacerlo, cálmate y piensa antes de hablar y de reaccionar. Si no puedes hacerlo, habla con un buen profesional de la conducta.
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