Una de las grandes diferencias que existen entre una persona ganadora y otra perdedora es la actitud.
Muchas personas salen a la vida con la idea de resolver sus necesidades a costa de otros, sin hacer el menor esfuerzo personal para conseguirlo, confiadas en que alguien se hará cargo y terminará asumiendo sus responsabilidades porque tienen un vínculo familiar, más recursos o más suerte que ellos. Y si cualquiera de nosotros intentara mostrarles lo equivocadas que están, seguramente nos darían una serie de explicaciones y razones absurdas que justifican su manera de pensar y su comportamiento.
Pero lo cierto es que aunque lograran que una persona noble, buena y solidaria se hiciera cargo, más adelante volverían a estar atrapadas en otra situación difícil como consecuencia de sus elecciones, irresponsabilidad y de su actitud ventajosa e indolente ante la vida.
El único camino para superar los obstáculos que enfrentamos y conseguir las cosas que deseamos es el marcado por el trabajo, el compromiso, la determinación y la perseverancia. Solo tú puedes asumir la responsabilidad de tu propia vida. Es cierto que podemos buscar apoyo, opiniones, sugerencias en un momento dado, pero debemos estar conscientes de que son un préstamo temporal que recibimos para ganar la fortaleza para salir adelante por nuestra cuenta y esfuerzo.
No podemos hacer responsables a otros de nuestros problemas, necesidades o conflictos, esperando que se hagan cargo de darnos la felicidad o la tranquilidad que necesitamos. Todos somos parcialmente responsables de lo que nos pasa y dándonos cuenta de ello es como podemos modificar las creencias, los hábitos o los comportamientos que nos llevaron a vivir esa situación para superarla o transformarla.
Hay momentos mágicos en los que la vida nos muestra, de una forma clara y evidente, que es tiempo de crecer, de madurar y de asumir el reto de tomar las riendas de nuestra vida para convertirnos en ganadores.
Claves para salir adelante
Fortalece la confianza en ti mismo. Confía en tus capacidades, talentos y experiencias y cada vez que lo necesites recuerda algún momento difícil que hallas superado en el pasado para renovar el optimismo y la confianza.
Mantén el foco. Concentra tu atención en la meta que deseas conseguir, y pregúntate cada día: ¿Qué puedo hacer hoy para conseguir mi meta? No importa el tamaño de tu acción, lo determinante será mantenerte siempre en movimiento con convicción.
Trabaja con excelencia. Evita caer en la mediocridad a la que nos llevan el desánimo y la pérdida de la motivación, concentra tu atención en cada paso que das y aprende a disfrutar del recorrido, así lograrás llegar más pronto de lo que imaginas.
Mantén una actitud positiva y entusiasta. Evita darle vueltas en tu cabeza a los problemas y a las preocupaciones, pues así solo lograrás que se hagan más grandes y graves de lo que son.
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