La Sincronicidad y la Frecuencia Energética
Todo es movimiento. Nada esta quieto, todo sigue un ritmo. Nosotros somos parte del proceso. Estemos atentos, observemos lo que pasa alrededor. Pero especialmente y, en primer lugar, observemos lo que pasa dentro de nosotros. Allí hay muchas “pistas” que nos guiaran hacia el descubrimiento de nosotros mismos, entonces podremos apreciar lo maravillosos que somos. En todo este transcurrir rítmico existen además de las “pistas” o señales internas, otras pistas y señales que son externas: las casualidades.
Las “casualidades” aparecen en nuestras vidas con el propósito de sacudirnos, de hacernos focalizar nuestra atención en algo que no estábamos viendo antes. Las casualidades forman parte del Gran Movimiento en el que estamos inmersos. Las coincidencias constituyen una banda de frecuencia energética que promueve el desarrollo de nuestro ser potencial. Son un impulso que nos lleva, como un suave rió. Son como la banda transportadora del aeropuerto, que te lleva hacia el otro extremo sin que hagas nada.
La sincronicidad, tambien llamada providencia divina, es la fuerza que, verdaderamente, conduce el ritmo de nuestras vidas hacia nuestro mejor destino. Al acercarnos íntimamente nuestro mundo interno, abrimos las compuertas que favorecen e intensifican las oportunidades para que ocurran coincidencias en nuestras vidas.
Sincronicidad Angélica
La sincronicidad es la existencia de alguna correlación temporal en los sucesos, tiene mucho que ver con los movimientos del universo. Nada esta quieto, como ya explicamos anteriormente, y el movimiento existente es sincrónico, es decir, guarda un orden, un sentido; aunque para nosotros ese sentido sea, la mayoría de las veces difícil de descifrar.
Estamos hablando de ese tipo de sincronicidad que es ajena a la decisión humana; y es aquella a que los hombres suelen llamar “casualidad”. Hay muchos sucesos que pueden parecer casuales, pero que en realidad, no lo son. Todo lo que sucede tiene un sentido.
Nada esta librado al azar en el universo. Todo tiene un propósito. Todo responde a ciertas leyes.
La ley de causalidad, o sea la ley de causa-efecto (karma), es correspondiente a la ley del Karma. La ley del karma responde a la causalidad. Recibimos de acuerdo con lo que hemos dado. Es decir, si lo que sembramos fue rencor, critica y descontento, eso será lo que cosecharemos. De modo contrario, si lo que sembramos es amor y aceptación, nuestra calidad de vida cambiara por completo, y nos sentiremos mas felices.
El Karma es la consecuencia de nuestros hechos y decisiones a través del tiempo. No importa cuanto tiempo haya transcurrido desde los hechos causales. En algún momento el efecto aparecerá y seguramente de la manera menos esperada.
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