En los archivos de la prefectura de la isla Fannam (Inglaterra), encontramos una historia de lo más extraño. Fecha del suceso: 15 de diciembre de 1900.
Nos encontramos en la isla Fannam, a 70 millas marítimas de las islas Hébridas, en el antiguo faro de Eilan Mor. En el faro, inaugurado un año antes, se encontraban a su cuidado cuatro hombres, llamados Ducat, a la sazón el jefe, y los auxiliares Marshall, Moore y Mc Arthur.
Para entonces, 15 de diciembre, Moore se disponía a disfrutar de una vacaciones, cuando una tormenta se abalanzó sobre el lugar impidiendo a éste iniciar su merecido descanso. En plena tormenta, Moore descubrió preocupado que el faro se hallaba totalmente apagado a pesar de que allí se encontraban sus compañeros. Los gusrdias costeros también se dieron cuenta, y una nube de incertidumbre pasó por la cara de todos.
Cuando la tormenta amainó, el barco "Hesperus", que traía alimentos, regalos y correspondencia para los hombres del faro, partió hacia allí con Moore y una dotación de la prefectura, para intentar descubrir qué había ocurrido. En el camino, los hombres del Hesperus lanzaron llamadas al faro que no fueron respondidas por nadie. Esto hizo que la preocupación fuera en aumento.
La lancha, comandada por el capitán Helman, atracó en una dársena cercana, y en sus oídos, los visitantes, sólo recibieron el silencio más sepulcral. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Dónde estaba la gente del faro? Moore se mostró especialmente afectado y comenzó a aporrear la puerta cerrada con sus manos. Dentro, no se oía a nadie. La decisión fue unánime: había que derribar la puerta.
En el interior todo estaba en orden y nada indicaba que hubiese ocurrido ninguna desgracia; sin embargo, descubrieron que el reloj, que de normal siempre funcionaba, estaba detenido en las 9:30 H.
En las habitaciones, todo estaba tal y como Moore lo conocía. Un marinero trajo el diario del jefe Ducat, y vieron que la última anotación era del 15 de diciembre a las 9 H.
Moore, subió entonces a la tortea, único lugar que quedaba por revisar, y allí tampoco descubrió nada. En la isleta, ni una huella de sus compañeros.
Mientras los marineros del Hesperus regresaban, Moore quedó encargado de encender el faro hasta que días mas tarde varios oficiales de la Real Armada Británica fueron al lugar, con la misión de realizar una concienzuda investigación.
Encontraron que los equipos para lluvia no estaban, excepto el de Mc Arthur, que se hallaba en su sitio en el armario. La grúa del muelle, de más de dos toneladas de peso, y fijado al suelo de cemento, había sido sacudida, y una caja de herramientas perteneciente a esa grúa había sido forzada contra la roca.
Las teorías vertidas en el asunto fueron, como suele ocurrir en estos casos, muy variadas. Se pensó que probablemente uno de los funcionarios del faro pudo caer al agua y en un intento por rescatarlo, sus compañeros se ahogaron con él. No obstante esta teoría no se ajusta a la realidad pues en los costados del muelle existían suficientes salvavidas y sogas para intentar un rescate seguro. Se habló también de la posibilidad de que uno de los hombres se volviera loco y asesinara a los demás; pero tampoco esto se sostiene pues no existían indicios de lucha y cuanto menos de sangre.
Lo cierto es que jamás se volvió a saber de los desaparecidos, ni el mar devolvió los supuestos cadáveres de los tres hombres. El misterio de su desaparición nunca pudo ser aclarado y los tres hombres, Mc Arthur, Ducat y Marshall, pasaron a engrosar la lista de los evaporados en extrañas circunstancias
Como dato añadido, diremos que Moore, el único superviviente de la dotación del faro, se volvió loco un año más tarde, mientras permanecía de guardia en el faro maldito. ¿Acaso fue testigo del hecho inusual, responsable de la desaparición de sus antiguos compañeros?
Los habitantes de las islas Hébridas, siempre creyeron que los duendes fueron la causa de tan misterioso asunto.