Hay parejas que se acoplan perfectamente, se complementan bien y no tienen problemas, pero otras tienen que acostumbrarse a la nueva situación, sobre todo si las diferencias entre ambos, en cuanto a gustos y costumbres, son muy notables.
En estos casos es fundamental establecer unas normas de convivencia. Los horarios de las comidas, el reparto de tareas, los días de limpieza¿ Además, en todos los casos hay que tener en cuenta ciertos factores para que la convivencia funcione y sea placentera.
Por un lado, el orden y la higiene son muy importantes. Aunque a uno mismo no le importe su propio desorden, puede que a la otra persona le resulte desagradable. Por eso, hay que intentar mantener recogida la ropa y los efectos personales, y limpiar lo que se haya utilizado: la taza del desayuno, el lavabo, la mesa¿
Las tareas del hogar son a menudo motivo de conflicto. Muchas veces uno de los dos sabe realizar más tareas que el otro, pero eso no es excusa,ya que ambos podéis aprender del otro lo que no sabéis. Una opción es realizar juntos las tareas de hogar. De esta forma el trabajo se comparte y resulta menos tedioso que hacerlo en solitario. Otra opción es repartir las tareas, lo importante es ponerse de acuerdo en la forma de hacerlo para que no haya problemas.
En la convivencia la comunicación es vital. Hay que intentar siempre hablar de los problemas que vayan surgiendo y explicar qué aspectos de la convivencia resultan molestos o qué costumbres habría que cambiar para que ambos estéis agusto. Si algo no te gusta de tu pareja, díselo suavemente y de forma comprensiva.
No obstante, también hay que ser tolerante con la pareja y procurar adaptarse en la medida de lo posible a sus costumbres. Puede que haya algo que no te guste demasiado, pero si después de hablarlo con tu compañero o compañera entiendes que se trata de algo razonable, tendrás que transigir y respetar sus acciones.
Esto mismo se aplica en otras facetas de la convivencia, como la decoración de la casa, la compra de un nuevo mueble o la contratación del seguro. Hay que discutir las decisiones y tomarlas entre los dos respetando siempre el gusto y la opinión de la otra persona.
Por otro lado, puede que después de un tiempo veas reducido tu espacio personal y quizá eso te afecte. Lo importante es que, en tal caso, se lo comuniques a tu pareja y le hagas entender que necesitas tu propio espacio. A cambio, tú también deberás respetar el espacio de tu pareja en caso de que él o ella así lo solicite. Vivir juntos nunca debe significar que dejes de ver a tus amigos/as o que dejes de practicar tu afición favorita.
Por último, cuando empecéis a vivir juntos debéis acordar cómo vais a gestionar vuestra economía. Una opción es abrir una cuenta corriente conjunta donde ambos ingreséis el dinero que ganáis. Otra opción, quizá menos problemática, es que cada uno ingrese en una cuenta una cantidad predeterminada para los gastos de la casa y conserve su cuenta personal. Así ambos seguiréis siendo independientes económicamente, disponéis de vuestro dinero para cosas personales y el de ambos para la casa.
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