Creo que todos experimentamos la sensación de que debemos ocuparnos de las cosas realmente importantes cuando nos enteramos que alguien ha fallecido de manera inesperada, joven, de repente.
Entonces es cuando intetamos equilibrar nuestro ánimo, pensando que no merece la pena preocuparse por cosas, a veces banales, que nos quitan alegría en el día a día.
Sin embargo, parece que este pensamiento se difumina al cabo de unos días, cuando se nos pasa la impresión de esa muerte repentina y volvemos a nuetras rutinas mentales de agobio y malestar.
Ahora que empezamos el otoño, deberíamos proponernos que, a pesar de, probablemente, el mal tiempo y la lluvia, los fríos y nieves que padeceremos o de los pensamientos más agoreros acerca de la crisis económica o de otras cuetiones, si seguimos unas pequeñas ideas, sencillas pero importantísimas, conseguiremos capear éste y todos los temporales que nos vengan.
Y así, recuerde:
* No anticipe nada negativo, no sabemos si va a suceder; así que no pierda energía en anticipar todo tipo de catástrofes y cosas malas, porque pierde bienestar en el camino y, lejos de lo que mucha gente cree, con esos pensamientos ni prevé ni se prepara para enfrentarse mejor a lo malo; al contrario, acumula malestar, estrés y ansiedad, y cuando llegue eso malo, si es que llega, le cojerá sin fuerzas y abatido de ánimo.
* Oblíguese todas las mañanas, en cuanto abra los ojos, a visualizar el día que le toca vivir con un ánimo positivo, en el que se vea fuerte y capaz de enfrentar a todo lo que tenga por delante, así como imaginar todos esos pequeños momentos agradables que va a tener.
* Además, al final del día repase todo lo bueno, agradable o gratificante, que ha hecho o se ha encontrado: no olvide que siempre hay cosas, personas, momentos con los que nos cruzamos y que nos producen bienestar.
* Recuérdese a lo largo del día que es una persona merecedora de respeto y amor y que usted es el principal implicado en tratarse a sí mismo con dicho respeto y amor, en vez de fustigarse y culparse con pensamientos negativos; así que rebata fuertemente esos pensamientos de culpa y malestar que usted mismo se genera y cámbielos por pensamientos reflexivos, acerca de su comportamiento, de su actitud, con ánimo de apoyarse y mimarse como haría probablemente con cualquiera que tuviera enfrente.
Recuerde que su vida la dirige usted y que ese es el trabajo más importante que tenemos cada uno de nosotros.
Como decía R.L Stevenson " no hay deber que descuidemos tanto, como el deber de ser felices."
Así que aplíquese y a intentar vivir cada día más felizmente que el anterior.