Eso es para mí la vida. Como si fuera una obra de teatro de una única representación, sin ensayos, pre-estreno, ni posibilidad de repetirla.
No sé si será así, pero sirve para cualquier creencia religiosa que tengamos ya que cualquier de nosotros no tiene memoria de vidas pasadas ni certeza alguna, más que la fe, en las venideras.
Y entonces… ¿Por qué nos empeñamos en malgastarla?
Parece que creemos que tenemos otras oportunidades para volver a vivir el tiempo que decidimos congelar, cuando en realidad si no te gusta tu trabajo ve corriendo hacia uno que sí te guste. Si no te gusta tu pareja, pues más de lo mismo. Y sino te gusta tu vida empieza a redecorarla ya que esta es la que tienes.
En lugar de hacer esto, nos quejamos en la ventanilla equivocada. ¿Verdad que es absurdo ir a la compañía de la luz a protestar por la factura del teléfono? Pues es lo que hacemos en la mayoría de las ocasiones con las cosas que no nos gustan en nuestra vida, quejarnos en la ventanilla equivocada o lo que es lo mismo quejarnos y no hacer nada para cambiarlo.
Nos escudamos en sentencias tan absurdas como “La felicidad no existe” “Más vale malo conocido” “Hay que conformarse” y un sinfín de simplezas más que utilizamos para no enfrentar nuestros miedos y nuestras creencias limitantes, en lugar de salir a buscar lo que creemos que merecemos y si no lo creemos, empezar a creérnoslo.
Mientras esperamos el trabajo perfecto, nos castigamos por el que tenemos. Mientras esperamos tener el cuerpo perfecto, deshonramos el que tenemos. Mientras esperamos el amor perfecto, nos vamos odiando por no tenerlo. Mientras esperamos la vida soñada, no nos asombramos de cada amanecer.
¿No os parece absurdo? ¿De verdad alguien puede pensar que hemos venido a este mundo a hacer una representación mal hecha, aburrida, sin mensaje ni sustancia, sin humor y sin belleza?
Yo os propongo que cambiemos nuestra mirada y empecemos a ver que es posible ser felices. Que la felicidad existe y somos merecedores de ella. Que todo lo que soñemos puede ser nuestro. No desde la utopia si no desde la realidad, de lo posible. Que nos tracemos metas que nos hagan vibrar y vayamos a por ellas y mientras disfrutemos del camino, saboreando cada momento y cuando este sea amargo, nos paremos a pensar que tiene de aprendizaje para nosotros.
Todos somos magníficos y llenos de recursos y sólo tenemos que dejar brillar nuestra luz. Empieza por darte permiso para comenzar ese camino, piensa en ti y en tus deseos más íntimos, y recuerda que lo que logres en ti será como la piedra que tiras en un estanque, sus ondas se esparcen alcanzando a tu entorno y todas las facetas de tu vida… además recuerda que el mundo necesita tu luz y mantenerla encendida para que alumbre a otros, no te sorprendas, sí, eres necesario en este mundo y tienes una misión, y me atrevo a proponerte que la descubras.
Como decía Gandhi “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”.
Adelante y olvídate de las ventanillas, son estrechas, grises y llenas de personajes lúgubres que no van a entenderte, y tu deseo no se acallará por más que te quejes.
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