Estaban un chico un poco gamberro y sus amigotes pasando el día en un parque de atracciones. Habían ido muy temprano y todo estaba vacío y limpio, cuando vieron al barrandero del parque, cantando y bailando mientras barría. Como todo estaba tan limpio, les hizo mucha gracia verle trabajar tan alegre desde tan pronto, y no dejaron de contar chistes y gastarle bromas pesadas. Pero él no se molestaba y seguía barriendo su limpia calle, así que comenzaron a tirar papeles y bolsas al suelo, "para darle trabajo". Cuando llegaron más visitantes, y vieron al chico y sus amigos tirando bolsas y basura al suelo, pensaron que era uno de los juegos del parque, y lo mismo pensaron los siguientes, y los siguientes, y antes de que nadie pudiera darse cuenta, el parque estaba hasta arriba de basuras, y el buen barrendero no daba abasto.
A nadie parecía importarle, pero empezó a ocurrir algo extraño. Según pasaba el tiempo, las atracciones del parque se iban vaciando, y cada vez había más personas cabizbajas mirando el suelo, hasta que al final del día, nadie hacía cola en los divertidos juegos del parque, y todo el mundo se dedicaba a mirar al suelo. "Pero bueno", se decían los encargados del parque, "¿qué estará pasando?"
Pues... ¡que todos estaban buscando algo!.
Resultó que a lo largo del día, a todo el mundo se le terminó cayando algo al suelo, pero como estaba lleno de bolsas, papeles y suciedad, en cuanto algo caía.. ¡era casi imposible encontrarlo!
Y como aquello no tenía remedio, tuvieron que ponerse de acuedo para limpiar el parque entre todos y luego encontrar sus cosas. Pero animados por el barrendero, lo hicieron cantando y bailando, y le pusieron tantas ganas y fue tan divertido, que desde aquel día crearon un juego nuevo en el parque donde todos, armados de escobas y bolsas, se dedicaban a limpiar un rato riendo y bailando.
Autor.. Pedro Pablo Sacristán
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