“Mi misión en la vida no es sólo sobrevivir, sino prosperar, y hacerlo con algo de pasión, algo de compasión, un poco de humor y un cierto estilo.” ~ Maya Angelou
Muchos han tenido que pelear duras batallas a lo largo de tanto tiempo que saben más de sobrevivir que de vivir. Saben más qué hacer para luchar que encontrar la forma de vivir sin hacerlo y conocen muy bien los códigos del sufrimiento, de la transformación personal, saben ser eficientes a la hora de saber salir de la propia oscuridad.
Nuestro desarrollo se basa en parte en la habilidad de formar hábitos, que son una clase de memoria de las cosas que nos permite no tener que aprender de vuelta todo y todos los días. Podemos, por ejemplo, subirnos en la bici sin la necesidad de tener que caer una y otra vez y los hábitos alimentarios o del dormir nos ayudan enormemente a sentirnos bien.
El problema es que somos propensos a grabar hábitos que nos llevan a instalar en nuestras vidas una especie de “tendencia al malestar”. Una parte nuestra nos dice que “lo bueno cuesta”, que “para ser felices debemos sufrir” o que “somos hijos del rigor”. Verdad y mentira. Es verdad que el sufrimiento bien atendido y trabajado nos hará mejores, templará nuestra personalidad, nos hará más nobles, pero no es cierto que no es lícito disfrutar y gozar del camino de la vida.
Quienes han sufrido pero lograron encontrar un canal de expresión artística que los ayuda a aprender poco a poco a vivir en la felicidad. Su arte, por sí mismo, los ayuda a conocer en el cuerpo el significado de la alegría. Otros, en cambio, no han logrado encontrar una forma artística de expresarse, pero sus vidas en sí mismas, son una obra de arte porque saben dar y hacer de cada detalle algo importante y valioso.
Nuestra cultura del sufrimiento mal entendido suele alejar de la alegría incluso a aquellos que no están atravesando ninguna crisis en particular. Los hábitos que nos hacen mal seguirán siendo efectivos ya que su naturaleza es la repetición constante …a menos que tomemos conciencia de ello. El camino que restará hacer es el de reemplazar algunos hábitos psicológicos que nos hacen mal por otros que nos hacen bien, tanto podemos aprender lo que nos hace mal, como aprender lo que nos hace bien. En general, nadie nos enseña que a ser felices…¡se aprende!.
“Contento” significa alegría, felicidad y satisfacción, un derecho con el que todos hemos nacido, pero que debemos aprender a generar. Algunos pasos necesarios pueden ser : prestar atención a nuestras emociones y a todas las cosas en la vida; darnos cuenta de la inercia que tiene nuestra negatividad; aceptar que gran parte de nuestra conducta es automática y que no la podemos administrar sólo con la voluntad; usar la intención y la voluntad como una herramienta, investigar siempre nuevas cosas si no hemos logrado el bienestar; reconocer ampliamente nuestro derecho a cambiar; dejar las culpas innecesarias atrás.
¿Pueden ustedes compartir algunos pasos hacia el “contento” que les hayan sido de utilidad?
© Fanny Libertun
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por gerundio Ayer a las 11:56
