Aunque probablemente las cosas no son tan sencillas (porque en las circunstancias de nuestra vida influyen muchos factores que escapan al control de la mente), sí es cierto que una parte está en nuestras manos. Cuando tú te aprecias y respetas, y además procuras llenar tu vida de elementos y personas positivos, te sientes más centrado. Tienes más energía, sabes mejor lo que quieres y te conviertes en una persona más atractiva que, a su vez, atrae cada vez más personas y circunstancias que le hacen bien.
Para potenciar este proceso, aquí tienes algunas sugerencias que te ayudarán:
· Suelta el pasado. El primer paso para abrirte a lo nuevo es desprenderte de todo lo que te sobra. Viejas amistades que ya no te hacen bien, creencias limitadoras, malos recuerdos asociados a antiguas parejas… Suelta, perdona, cierra la puerta. Es tiempo de abrir nuevas ventanas. No tengas miedo de quedarte solo o desposeído. Por el contrario, tu vida se llenará de nuevas personas, más acordes con lo que ahora quieres y necesitas.
· Sabe lo que quieres. Es importante que sepas qué deseas de una relación y cuál es el tipo de persona que te hace bien. Si dedicas unos minutos a ponerlo por escrito te quedará más claro, y te resultará más fácil identificar a una posible pareja cuando salgas a conocer gente o te presenten a alguien.
· Ábrete. Sin contradecir el punto anterior, debes estar dispuesto a que la vida te sorprenda. Tal vez la persona que realmente necesitas no tiene nada que ver con la imagen mental que tú te habías formado sobre tu pareja ideal. Mantén la mente abierta y desprejuiciada, y no cierres la puerta a alguien que te atrae solo porque físicamente no es como te gustaría o su profesión no tiene nada que ver con la tuya. Confía en tu intuición y en tus sentimientos.
· Abre tu corazón. Aprende a escuchar tu voz interior. Deja de utilizar el trabajo, tu familia o tu agenda frenética como excusas para no tener vida sentimental o evitar pararte a reflexionar sobre una relación tóxica. Hazte con las riendas de tu vida, aprende a tomar decisiones que te aportan felicidad a ti y a las personas implicadas. Sé íntegro y coherente y notarás que tienes más energía y las personas que se acercan a tu vida te nutren en lugar de vaciarte.
· Medita. Dedicar unos minutos diarios a estar a solas, relajándote o respirando tranquilamente, te ayuda a dejar de identificarte con tus pensamientos asociados a viejas heridas amorosas o a creencias como “no valgo lo suficiente”. Poco a poco, te darás cuenta de que son solo formas de energía pasajeras. Aprende a visualizarte feliz, pleno y satisfecho en tu propia compañía y en la de esa persona especial, aunque todavía no la conozcas. Concéntrate en las sensaciones y recréalas mentalmente. Por ejemplo: imagínate disfrutando junto a él o ella de un maravilloso día de playa. Siente el sol y el mar en tu piel, saborea un helado compartido, imagínate que os abrazáis contemplando el atardecer, etc.
· Da las gracias. Cuando enfocas tu atención en las bendiciones que hay en tu vida y en todo lo que has logrado gracias a tu propio esfuerzo o a la generosidad de otras personas hacia ti, inmediatamente te sientes bien y estás más predispuesta a actuar con bondad y a permitir que la bondad, el amor y los acontecimientos inesperados y hasta milagrosos sigan fluyendo hacia ti.
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