Tu lamento: que la vida es difícil, injusta y solitaria. Que tus esfuerzos no son reconocidos ni recompensados. Que no tienes ni la familia ni el trabajo, ni el carro, ni los amigos que te mereces. Y no sólo la vida no es como debe ser sino que no puedes hacer nada para remediarlo. O ¿si puedes?
Y de pronto, en medio de tu lamento aparece en librerías, en el cine, en DVD, en todas partes, la saga del “El Secreto” (2006), el otro libro de Rhonda Byrne, bautizado “El poder” (2010).
“¡Estás llamado a tener una vida fenomenal!”, comienza el libro.
El mensaje es básicamente el mismo: ciertamente puedes remediar tu vida, porque eres tú quien crea el mundo en el que vives con tus pensamientos, tus palabras y tus acciones. Te lo ponen fácil: basta con aprender los principios de “La ley de la atracción”, visualizar lo que deseas, “saber” que ya lo tienes, “sentir” el efecto de tener lo que quieres, y ¡voilá! Has manifestado tu deseo.
A un paso de tus sueños
Con respecto al primer libro, la publicidad prometía: este es el secreto para todo – el secreto que conduce a la felicidad, la salud, el dinero, las relaciones, amor y juventud: todo lo que has deseado. Y ahora la publicidad asegura que estás a sólo un sentimiento de distancia de la vida de tus sueños.
Un nombre inadecuado hoy en día, “El Secreto” transmitió un mensaje que ha atraído la atención del mundo entero de una manera sin precedentes entre las publicaciones sobre espiritualidad, religión o cómo hacerse rico en un santiamén.
De manera que si lo que persigues es una vida abundante y sin preocupaciones y aún no has leído el primer libro o visto la película, ahora no debes perderte “El Poder” que pretende profundizar en la fuerza más grande del universo, al alcance de quienes tengan la curiosidad, tenacidad y perseverancia para utilizarlo.
La energía del amor
El nuevo libro explica el poder de la energía del amor, idea que proviene del trabajo de Masuro Emoto, quien descubrió el efecto de ciertos sentimientos y palabras sobre la estructura de los cristales de agua. La idea es que estando el cuerpo humano formado por un 60 o 70% del líquido, nuestros sentimientos modifican la estructura del agua con que estamos compuestos y esto determina tu suerte.
“El amor es la fuerza positiva de la vida!”, clama Byrne.
Depende del flanco de donde dispare, la crítica es benévola o sarcástica: ¿había necesidad de volver a escribir sobre el mismo tema? Pero el público no lee a los críticos. A sólo cinco días del lanzamiento, “El Poder”, un libro de 250 pequeñas páginas, estaba ya entre los “top 5” en Amazon y la versión en español le siguió al poco tiempo.
En qué radica el éxito de los libros de Byrne (¿aplica la ley de la atracción a su propia vida?).
Entre la ciencia y la espiritualidad
La inquietud en una era de ciencia y tecnología es que un discurso presentado como solución espiritual a las agonías de la vida humana parece más buscado que el discurso científico. Aunque la ciencia haya hurgado cada vez más hondo hasta llegar desentrañar la naturaleza de las más minúsculas partículas de las que la vida está compuesta, pareciera que sus respuestas a las preguntas esenciales del ser humano fueran insuficientes.
Cuando se indaga el sentido de la vida, no son los increíbles biomarcadores que le ayudan al médico a detectar tempranamente el cáncer, el viaje a Marte o el invento de las fibras ópticas sino la sensación de poderse conectarse con Dios, lo que trae esperanza a aquellos cuyas vidas han sido sacudidas por tragedias, enfermedad o escasez.
Una mirada al éxito de libros y películas como “Qué rayos sabemos”, “Conversaciones con Dios”, “El Código Da Vinci”, “El Secreto” y ahora “El Poder” parece suficiente para ver que la espiritualidad como mercancía está pisando los talones a la hoy multimillonaria industria del bienestar.
“El Código Da Vinci” ha sido traducido a 44 idiomas y ha vendido más de 60 millones de ejemplares. “Conversaciones con Dios” ha vendido más de 7 millones de copias y se ha publicado en 34 idiomas. ¿Cuál es en realidad el producto que se vende? ¿Esperanzas? ¿Magia? ¿Un poder que nace del pensamiento de que nuestros destinos nos pertenecen?
El ingrediente común parece ser la fe. Pero fe puede ser definida como la presentó Federico Nietzsche: “Tener fe significa no querer saber la verdad”.
En serio y cuidado!
Uno puede usar un conocimiento superficial de las leyes del universo o un principio universal poco entendido como una herramienta para negar, y por tanto no enfrentar, la dura realidad. Ahí estriba el peligro de la trivialización de la metafísica, la comercialización de lo sagrado y la devaluación de la espiritualidad.
Porque, ¿cómo es posible que uno aprenda los principios que un gurú demora una vida entera de dedicación, autoexamen y meditación para llegar a dominarlos, simplemente mirando una película, escuchando una grabación, leyendo un libro o asistiendo a un curso de fin de semana? Ningún Buda o Einstein ha nacido en un abrir y cerrar de ojos.
¿Cómo es que un autor puede prometer volver nuestras vidas un éxito?
¿Será que estos libros contribuyen a crear lo que en psicología se conoce como “pensamiento mágico” y la gente deja de utilizar el esfuerzo y la creatividad para resolver sus problemas cotidianos?
¿O será que estos productos tienen éxito porque la gente busca de verdad un camino espiritual y una redefinición y encuentro con Dios como ser omnipresente y que por lo tanto también existe dentro de nosotros?
¡Campanazo de alerta! Es fácil convertir en cliché sin sentido principios espirituales delineados en un libro.
http://nuevaera.about.com/od/libros-musica/a/Es-La-Ley-De-Atraccion-La-Respuesta.htm