Texto perteneciente al libro "La Medicina del Alma", de Eric Rolf.
La información intuitiva puede llegar a través de cualesquiera de los sentidos internos y externos. Tenemos diez sentidos interiores, cinco que corresponden con los exteriores: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Los otros cinco son: el saber, el tiempo, la identidad verdadera, la conciencia multidimensional y el sentido del humor.
Los cinco primeros se relacionan directamente con la capacidad interior de ver imágenes, escuchar sonidos, oler, saborear y producir sensaciones; los cinco últimos representan un salto dimensional en la conciencia de la percepción:
• Saber: Se conoce también por omnisciencia y es el sentido integrador que reúne la información de algunos o todos los demás sentidos para acceder a un estado que conocemos por “darnos cuenta”, es decir, reconocer algo a través de esa parte interna que dice “Sí, es por aquí”. El saber o darse cuenta es algo que sucede de golpe, como un flash o explosión, en un instante en el que se ve todo claro, en una especie de iluminación instantánea sobre una circunstancia determinada. A veces, ese sentido se confunde con la intuición por la capacidad de integrar, aunque la intuición es un paso previo, más amplio y más abstracto. El saber es sentir cómo encajan en un instante todas las piezas de un rompecabezas, conjugando una serie de cosas que vienen de la intuición y dándoles una forma concreta.
• Tiempo: El consciente humano tiene la capacidad de desplazarse por el tiempo. Viendo este desplazamiento de forma lineal se produce hacia delante y hacia atrás. Accedemos a nuestra representación del pasado y de posibles pasados, y también a probables futuros. Al observar esas realidades de forma conciente todo es posible.
• Identidad verdadera: Es el acceso a esa parte nuestra que realmente sabe quién es, que existe. Eso nos sirve de referencia, es un marco para integrar cualquier información. La existencia es subjetiva para cada uno. Esa es la parte que sabe que estamos unidos a la existencia.
• Conciencia multidimensional: Indica la capacidad de moverse en términos interdimensionales, de visitar realidades que suceden a la vez que la que estamos acostumbrados a permanecer. Los sueños, por ejemplo, no son locuras de noche, sino visitas a realidades distintas a la vigilia. Otro ejemplo son los viajes astrales.
• Humor: Es posible que éste sea el sentido más elevado que tenemos o, por lo menos, el que percibe información de mayor profundidad. Es el sentido que nos pone en contacto con nuestra inmortalidad, divinidad y con esa percepción de la vida como un gran chiste cósmico: la vida tiene sentido del humor. Este sentido está muy conectado con nuestra esencia creativa.
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