La necesidad de armonía y plenitud interior es el fundamento de la salud. Nada pasa porque sí y cada dolencia efectivamente está justificada desde dolores emocionales o desajustes afectivos. Debemos comenzar por amra lo que somos, por creer en nosotros mismos, por entender que todo está en el interior y que allí también existe la curación. Es diícil navegar en las aguas de la vida sin sentir que naufragamos muchas veces. La fustración, el fracaso, la ausencia de aamor, el vacío ético y todo lo que pueda salir a nuestro encuentro va a sucedernos con seguridad en algún momento. Lo importante es tener herramientas para poder aceptarlo y dejarlo ir. Muchas realidadees que asumimos como propias, no lo son. Por eso debemos aprender a diferenciar lo que es nuestro y debemos trabajar para disponerlo a nuestro favor, de aquello que no lo es y asumimos como tal.
Frecuentemente, las críticas, que tanto daño suelen causarnos, son opiniones ajenas que nada tienen que ver con lo que somos, con lo que sabemos, con lo que queremos o por lo que luchamos. Nada tienen en ellas mismas para hacernos daño si nosotros no dejamos que nos lo haga. No son nuestra realidad, es la realidad vivida y sentida por otros...y esa nunca debe afectarnos como nuestra.
Deberíamos reforzar la creencia en nosotros mimos, en nuestro inmenso poder interior, en esa chispa divina de la que participamos y sentirnos plenamente confiados en que la mejor ayuda está al final de nuestro brazo.
Poner en práctica la fe en nosotros mismos, es tal vez, la mejor religión.