La timidez es una cualidad que despierta comprensión pero reafirmarse no ayuda a superarla.
Todos somos tímidos en alguna manera pero cuando esta tendencia se acrecienta, la timidez puede convertirse en un problema. La persona tímida se muestra insegura y vacilante, sin saber cómo actuar en una reunión de trabajo o una fiesta entre amigos.
Estas personas suelen sentirse muchas veces diferentes a los demás, aisladas y poco participativas, y aunque luchan con todas sus fuerzas por ser sociables y comunicativas siempre están deseando que finalice el encuentro social porque se sienten incómodas, temen ser incorrectas y les invade una vergüenza paralizante.
El tímido trata de pasar desapercibido, pero en más de una ocasión, y precisamente por ello, todo el mundo acaba fijándose en él, ya que al tratar de comportarse del modo adecuado, como cree que los demás esperan que lo haga, pierde naturalidad y actúa de una forma forzada.
Es muy frecuente además que quien siente la timidez como un peso tienda a una autocrítica exagerada y a subestimar sus capacidades; de hecho, los propios tímidos son sus peores críticos y se pasan la vida exigiéndose más de la cuenta para intentar vencer lo que ellos ven como un defecto, sobre todo en esta sociedad tan exigente y competitiva.
¿Cuáles son las causas?
La timidez se va forjando en la infancia. Aunque hay niños muy tímidos, es en la adolescencia cuando se produce un momento crítico que puede acabar de modelar ese rasgo.
No hay un factor único que determine la formación de la timidez pero sí existen pautas educativas y modelos de relación con los padres que pueden fomentarla. Entre ellos destacan:
1) Una sobreprotección excesiva:
Las personas que han tenido unos padres muy protectores, que no les han permitido relacionarse con libertad ni afrontar problemas, tienen dificultades en responsabilizarse de su conducta y hacer las cosas por sí mismos, de manera que ante situaciones nuevas o comprometidas no disponen de recursos para enfrentarlas y tienen baja autoestima.
2) Una gran sobreexigencia:
Cuando los padres exigen demasiado a sus hijos, estando siempre encima de ellos para que hagan las cosas con un alto grado de perfeccionismo o de la forma que creen conveniente, los niños acaban desarrollando un sentiniemto de inferioridad y de culpabilidad, sintiéndose siempre inseguros, lo que les lleva a un retraimiento en su comportamiento por el temor a hacer las cosas mal o no cumplir lo que se espera de ellos.
3) La timidez de los padres:
La timidez no se hereda pero si se han tenido unos padres con dificultades de comunicación y expresión, con pocos amigos y contactos, puede que los hijos sigan su ejemplo y sean poco participativos.
4) Malas experiencias:
Haber vivido determinadas situaciones, como ser objeto de crítica o burla de los compañeros de escuela, no ser bien aceptado en un lugar de trabajo o, incluso, un fracaso amoroso pueden hacer a la persona más retraída, tímida o reservada.
5) Los complejos:
Las personas que se sienten acomplejadas por alguna limitación física o psicológica (sentirse demasiado gordo o delgado, alto o bajo, un determinado tipo de nariz…) suelen acabar potenciando las características de la timidez.
9 consejos para vencer la timidez social.
1) Empezar poco a poco.
La timidez no se supera de la noche al día. Es bueno ir dando pequeños pasos, planteándose pequeños objetivos y. sobre todo, ser perseverante. Vete exponiéndote a pequeños encuentros o interacciones sociales de una manera gradual.
2) No venirse abajo.
En ocasiones hay críticas que nos hacen daño pero no por eso te tienes que venir abajo. Es necesario superar esos momentos para poder seguir adelante.
3) Date una tregua.
No te critiques tanto. Relájate y sé más flexible contigo mism@.
5) No te encierres contigo mism@.
Cuando sientas que te vienes abajo es cuando más tienes que luchar por salir adelante y abrirte a los demás.
6) No te tomas las cosas de manera personal.
Cuando interactuamos con las personas es normal que surjan discrepancias, desacuerdos u opiniones diferentes a la tuya. No se trata de tu persona, nadie te está atacando. Solo ven la realidad de una manera diferente a la tuya.
7) La relajación es clave.
No puedes estar tan tens@ ante una reunión social. Debes aprender a relajarte en esos momentos: puedes visualizar algo en tu mente que te relaje o focalizar tu atención en alguna cosa que te proporcione paz.
Relaja tu cuerpo.
La expresión corporal debe ser natural, no forzada. Relaja tus piernas, tus brazos y evita el agarrotamiento.
9) Sé natural.
Esto se traduce en ser tu mism@. No intentes ser alguien que no eres. Encuentra tu sitio y acomódate. No sobreactues.
Por Lourdes Mantilla (psicóloga) en Cuerpo y Mente.