Mi memoria se hace inquieta al recordarte repasando cuanto amor bebí en tus manos
bajo cielos empapados de estrellas, de cara al sol contemplando tu risa.
Hay de aquellos días que pasaron, que maravillosos días eran, de noches empapadas de estrellas,
de palabras de caricias forjadas de ternuras en nuestras manos llenas,
con los ojos cubiertos de sueños escondidos y de momentos contemplando tu cara.
De cada encuentro al regalarnos un beso, te encerré en mis brazos bebiéndome tus ansias
Y a cada beso me fui tras de tus pasos y me encontré descansando en tu mirada.
He vivido mil noches de silencios y mi memoria se hace inquieta al recordarte repasando cuanto amor bebí en tus manos y que mis ojos buscan sin descanso.
Me aparecen recuerdos contenidos y en cada uno viaja tu nombre y se dibujan al renacer en mi memoria, por la dulzura que guardaban tus encantos.
Mi memoria se hace inquieta al recordarte y tampoco comprende este vació de no tenerte entre mis brazos para amarte, por esos días pasados compartidos.
A veces pienso que el amor dura un segundo, pero al pensar en ti ha de durar toda una vida
bajo cielos empapados de estrellas, de cara al sol contemplando tu sonrisa.
Y mis manos apretadas descubren, el saber que todo aquel ayer contigo…
ha de vivir por siempre en mi memoria cuando juramos que jamás nos llevaría el olvido.
Autor: Rafael Fernandez Abadie