Fue en una cálida tarde de octubre
cuando, llorando, te alejaste de mí,
jurando que no amarías a otro hombre
porque sin mis besos, no sabrías vivir.
Ahora, cuando han pasado los días
y mis caricias ya no te hacen falta,
quiero que sepas que te pienso todavía
y que te quiero, a pesar de la distancia.
Cuando yo te acaricio con el pensamiento,
mi corazón se estremece de nostalgia,
para que puedas mitigar mi sufrimiento,
amor, te ruego, escríbeme una carta.
Sí… escríbeme una carta de amor
que sea tan cálida, como el verano,
romántica, sencilla y frágil, como tú,
para leerla todos los días del año.
Tendrá que ser una carta larga, larga,
como los largos días en que te espero,
aunque conste, sólo de cinco palabras;
amor mío, espérame; te quiero.
Maricarmen