“Dirán que andas por un camino equivocado, si andas por tu camino”. Antonio Porchia
“Un día, un becerro tuvo que atravesar un bosque virgen para volver a su pastura. Como era un animal irracional, abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas, subiendo y bajando colinas.
Al día siguiente, un perro que pasaba por allí usó ese mismo sendero para atravesar el bosque. Después fue el turno de un carnero, jefe de un rebaño, que viendo el espacio ya abierto hizo a sus compañeros seguir por allí.
Más tarde, los hombres comenzaron a usar ese sendero: entraban y salían, giraban a la derecha y a la izquierda, descendían, se desviaban de obstáculos, quejándose y maldiciendo, con toda razón. Pero no hacían nada para crear una nueva alternativa.
Después de tanto uso, el sendero acabó convertido en un amplio camino donde los pobres animales se cansaban bajo pesadas cargas, obligados a recorrer en tres horas una distancia que podría haber sido vencida en treinta minutos si no hubieran seguido la vía abierta por el becerro.
Pasaron muchos años y el camino se convirtió en la calle principal de un poblado y, finalmente, en la avenida principal de una ciudad. Todos se quejaban del tránsito, porque el trayecto era el peor posible.
Mientras tanto, el viejo y sabio bosque se reía, al ver que los hombres tienen la tendencia a seguir como ciegos el camino que ya está abierto, sin preguntarse nunca si esa es la mejor elección”.
La batalla más importante de nuestras vidas, la que casi nunca afrontamos con honestidad, voluntad y coraje y que sin embargo es la batalla más importante de nuestra existencia y que no deberíamos descuidar hasta vencer es la batalla contra nosotros mismos, contra nuestros temores e inseguridades, contra las dudas y el miedo que nos limita y neutraliza nuestra capacidad de buscar o construir otros caminos, de entender que al equilibrar el enfoque de nuestras acciones, pensamientos y corazón tendremos una enorme posibilidad de disfrutar cuanto hacemos y por tanto, hacerlo mejor.
Es necesario ampliar nuestros límites, entrenarnos para triunfar. Con el ejercicio fortalecemos nuestros cuerpos, con el estudio y la búsqueda de soluciones nuestra mente y pensamientos funcionaran mejor, y con los desafíos y los retos que asumamos tendremos la oportunidad de hacer mas fuerte nuestro espíritu, y mucho más grande nuestro corazón.
Haz la diferencia en tu vida y en la vida de los demás, no importa cuan pequeño o grande sean tus retos de cada día, o si sientes que se están repitiendo o que es algo que no has podido superar, al tenerlo de nuevo enfrente no dejes de preguntarte: ¿Y si lo puedo hacer mejor?
¡Seguramente podrás!!!
“Si quieres lograr lo que aun no has alcanzado. Necesitas hacer lo que nunca has intentado”
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