Ser tímido es algo tan habitual como problemático si se lleva al extremo. El miedo a entablar relaciones sociales puede llegar a convertirse en lo que se denomina una ‘fobia social’, una patología que condiciona la vida de aquellos que la sufren, por lo que es importante aprender a conocerla, identificarla y, por supuesto, ponerle solución del modo más adecuado.
¿Qué es?
Es un temor acusado y persistente a una o más situaciones sociales, bien ante personas desconocidas, bien ante la actuación en público. En esas situaciones la persona cree que puede ser evaluada por los demás (por miedo a ser humillado, a que descubran que está nervioso, a que piensen que es tonto o patoso, a no saber hablar o qué responder…). La persona, normalmente va a evitar las situaciones sociales, pero cuando tiene que enfrentarse a ellas, las va a evitar sutilmente (por ejemplo, si va a una fiesta, ayuda en la cocina, se va a un rincón o intenta pasar desapercibido). Algunas de las situaciones temidas pueden ser: iniciar y mantener conversaciones, mostrar desacuerdo, hablar en público, comer con gente, etc.
¿Cómo se desarrolla?
El trastorno suele comenzar a una edad temprana, especialmente en la adolescencia, y una vez desarrollado puede convertirse en crónico y durar toda la vida. Además puede ser el terreno de cultivo para otros problemas como: trastornos del estado de ánimo, problemas laborales o la dependencia a sustancias como el alcohol, que empezarán a consumir como métodos de afrontamiento (aunque inadecuados), por sus efectos desinhibitorios.
¿Cómo se trata?
El tratamiento por excelencia es el entrenamiento en habilidades sociales, para aumentar o aprender conductas verbales y no verbales apropiadas. Otro componente importante de la intervención será la exposición gradual en vivo a las situaciones sociales que suponen un problema para la persona o que la persona evita (esto se hace porque estudios recientes indican que el entrenamiento en Habilidades Sociales no será eficaz en la Fobia Social cuando los niveles de ansiedad que experimenta la persona en situaciones sociales son muy altos).
Algunos de los puntos que se trabajan en un programa de habilidades sociales son: entrenamiento en asertividad, habilidades conversacionales, aceptar y formular críticas, hacer y rechazar peticiones, etc. A menudo se utiliza un formato grupal, ya que el propio grupo sirve para exponerse a situaciones sociales y practicar las habilidades aprendidas, aunque también puede hacerse individualmente. También puede entrenarse en relajación para incrementar la capacidad de afrontamiento a las situaciones y utilizar técnicas cognitivas para cambiar las ideas irracionales desadaptativas que tiene la persona.
Algunos Consejos para superar la fobia social
En general, este tipo de fobia se produce cuando la persona piensa que podría suceder algo muy desagradable en una situación social y que las consecuencias de este hecho serían terribles e irreversibles. Este tipo de pensamientos conducen a la ansiedad. Para combatirla, en principio es necesario observar nuestros pensamientos y saber qué nos induce a pensar de ese modo. Posteriormente, resulta vital analizar esos pensamientos y preguntarse si son realistas. Al darnos cuenta que en la mayoría de las ocasiones caemos en exageraciones, es imprescindible tratar de cambiar nuestros pensamientos por otros que nos permitan sentirnos mejor, construyendo así una actitud más positiva a la hora de encarar las situaciones sociales.
Por ejemplo, es realista y más positivo saber que, como todas las personas, podemos equivocarnos y decir algo “estúpido” en algún momento, pero no por eso sentirnos que somos idiotas o que hemos hecho el ridículo. Disminuir el sentido “catastrófico” de la vida y nuestro nivel de autoexigencia, muchas veces exagerado, es un punto importante a cambiar en nuestra forma de interpretar nuestro mundo social.
Para transformar los pensamientos que desembocan en la fobia social también es clave comprender que no es posible agradar a todo el mundo en todo momento. Siempre puede haber alguien que piense mal de nosotros, es necesario aceptar esa situación como algo normal. Debemos otorgarle a la opinión de los demás sobre nosotros mismos el lugar modesto que se merece, y no brindarle un protagonismo que puede resultar dañino para nuestra autoestima.
Por último, hay que destacar que debemos aprender a soportar la ansiedad, más que intentar dejar de sentirla. Todos atravesamos situaciones comprometidas en algún momento, pero la diferencia es que el fóbico cree que no puede superarlas y, por tanto, pone en marcha conductas y estrategias encaminadas a evitar dichas situaciones.
David Molina Balastegui, director del centro de psicología @Alboran_Sevilla
por gerundio Ayer a las 16:47
